“No contaba quiénes votaban, sino el voto de quienes contaban” – frase atribuida a José Stalin.
Tras la más accidentada campaña electoral desde que abandonamos a los regímenes de la dictadura militar en serie, los guatemaltecos iremos una vez más a las urnas el próximo domingo 25 de junio. Los poderes fácticos del país (el gran capital tradicional, “los oficiales que ganaron la guerra” y sus mafias subordinadas -que ahora incluyen a los narcos) nunca fueron grandes entusiastas de la democracia y por eso, frente a las presiones democratizadoras locales e internacionales al final del conflicto armado, diseñaron y pusieron en práctica una “democracia de fachada” que, hasta hace poco, les funcionó relativamente bien. El régimen establecido tuvo que lidiar desde el principio con un sistema de conteo de votos que era, esencialmente, inobjetable, y por ello, en el nuevo período constitucional tuvieron que recurrir para el reparto del poder, fundamentalmente, al “fraude estructural”. Éste se apoyaba en la limitación del “acceso a los micrófonos”, la “pre-selección” de los candidatos permitidos y el cuidadoso cultivo de una cultura de negación de la problemática social, asentada en el “miedo al comunismo”, sin tener que entrar a la manipulación -como se hacía antes- del conteo físico de los votos. Con el surgimiento de nuevos medios de comunicación incontrolables (fundamentalmente, las “redes”) y la creciente consciencia sobre la estructura real del poder, todo esto está ya resultando insuficiente para asegurar la preservación del régimen y por eso ahora hemos visto una inusitada desfachatez en la descalificación de “candidatos peligrosos”, el drástico acortamiento y judicialización de la campaña en sí y la persecución “legal” de la disidencia. Aún así, el régimen se siente acosado y en crisis, y crecen las tentaciones para recurrir, “si se hace necesario”, al fraude burdo, aquel de “no contar bien” los sufragios emitidos...
El sistema electoral que dejó funcionando don Arturito Herbruger era un robusto valladar para este último tipo de trampas. Su fortaleza principal estaba en que los votos se hacían sobre boletas de papel, que eran contadas físicamente por ciudadanos voluntarios que integraban cada “mesa electoral” (formalmente, la Junta Receptora de Votos -JRV), en presencia de fiscales de los partidos en contienda, que por tener intereses contrapuestos, garantizaban que el conteo fuera razonablemente confiable. Este conteo primario, consignado en un Acta (“la número cuatro”) era avalado por los “integrantes de la mesa” y por todos los fiscales partidarios que estuviesen presentes. De ahí en adelante, el conteo, siempre con funcionarios temporales voluntarios y los respectivos fiscales partidarios, era simplemente aritmético, empezando con la Junta Electoral Municipal que suma -supuestamente en presencia de los fiscales de los partidos- las actas de las JRV’s de su municipio y produce el “acta número seis”. A continuación, la Junta Electoral Distrital (un distrito por cada departamento, mas la ciudad capital), al recibir las actas de sus municipios, las suman para producir los resultados del distrito (consignado en las “actas número ocho”) y específicamente esos últimos documentos son los que le sirven al TSE para hacer la sumatoria final. El TSE original, además, contaba con una fortaleza adicional, de índole moral: una fuerte mística democrática, nacida de la consciencia ciudadana de estar abandonando décadas de fraudes descarados y un proceso de “veteranía” creciente, al muchos repetir su rol de voluntarios a lo largo de varias elecciones, durante las cuales iban transmitiendo esa mística a las nuevas generaciones de ciudadanos voluntarios.
Pero “hecha la ley, hecha la trampa”. Actores interesados y mal intencionados han ido minando el sistema poco a poco. Sin aludir aún a asuntos que requerirían de una investigación más profunda, como la propia emisión de los DPI’s y su divorcio del Padrón electoral, la utilización discrecional de los viáticos y los gastos de representación en los órganos temporales de la elección, ha venido debilitando el carácter voluntario, ad-honorem, de este servicio público, en un país con tan altos índices de pobreza. En las últimas tres elecciones se ha hecho evidente que en vez de reforzar la “veteranía” de los exitosos ejercicios iniciales, ha habido un esfuerzo por integrar los órganos temporales con “nuevos elementos”, bajo criterios que ponen en duda la imparcialidad de algunos de sus integrantes en varios lugares, y sacando del juego a “los viejos”. Esto permite aprovechar algunas debilidades del sistema, como por ejemplo, que a la hora de sumar los votos en las Juntas Municipales, normalmente no están los fiscales partidarios del Municipio (porque con sospechosa frecuencia deben atender irregularidades en centros de votación conflictivos precisamente cuando se produce el acta “número seis”) y así los miembros de la JEM pueden “equivocarse” en las sumas, sin consecuencias. No es una especulación “jalada de los pelos”. En la elección del 2019, aunque a nivel de la disputa por la Presidencia no hubo inexactitudes mayores, el conteo y la adjudicación de curules y alcaldías estuvo plagada de irregularidades nunca del todo aclaradas, pese al encarcelamiento y procesamiento judicial de algunos funcionarios de rango medio, a quienes “les echaron el muerto”. Los miembros de la anterior magistratura del TSE no rindieron cuentas y permanecieron impunes. El peligro de que esto se repita y hasta se agrave, ha crecido conforme el actual TSE ha venido tomando decisiones que ponen cada vez más en entredicho su idoneidad e imparcialidad.
Pero hay una salida para la ciudadanía. El documento primario, elaborado en la mesa receptora de votos, es el Acta “número cuatro”. Ahí, salvo los casos en los que los partidos no tengan fiscales presentes y el órgano temporal -la JRV- esté “pisteado”, algo que esperaríamos fuese poco común, no es fácil consumar un “mal conteo” de los votos, de manera deliberada. Y una imagen (fotográfica o “escaneada”) de ese documento público, firmado por los integrantes de la JRV y por los fiscales partidarios, con la tecnología de hoy en día, puede “subirse” a “la nube” del ciberespacio, para ser auditado por quien quiera. De esa manera, un grupo de ciudadanos guatemaltecos ha tomado la iniciativa de desarrollar una herramienta electrónica que permite a voluntarios del público contribuir a auditar el proceso del conteo de votos de manera rápida y segura. Se trata de FiscalDigital.net, que inició sus actividades durante la elección pasada. En 2019 no se pudo terminar la auditoría debido a que demasiadas imágenes eran de mala calidad por tratarse copias del triplicado en papel carbón del Acta #4 y no copias del original. En busca de facilitar el procesamiento aún de malas copias, FiscalDigital.net ha modificado ahora el “software” para que los voluntarios no tengan que digitar un acta completa, sino únicamente datos individuales. Asociados a una empresa internacional (“Stakwork.com”), este sistema permite apoyarse en miles de voluntarios de casi cualquier edad, logrando así la capacidad de procesar altos volúmenes de datos numéricos a gran velocidad, cosa que augura la utilización futura de este sistema en otras partes del mundo también. Para las elecciones del próximo domingo, FiscalDigital.net pretende producir “un mapa electoral en vivo” en el que se identifique a nivel de distrito, de municipio y finalmente, hasta de mesa, dónde “los datos no cuadran”. El mapa irá informando dónde (i) se siguen esperando datos del TSE; (ii) ya se tienen datos, pero nada cuadra; (iii) al menos los ganadores cuadran; y (iv) todo cuadra. La idea es proveer a las autoridades, a los partidos en contienda y a la ciudadanía en general, de una “lupa” cívica, que les permita identificar dónde puede haber problemas, para que vayan a hacer una auditoría físicafocalizada. La buena o mala voluntad de las autoridades se verá, desde el principio, si insisten en crear la “base oficial de imágenes”, “escaneando” los triplicados en carbón, o si lo hacen a partir de los originales del Acta No. 4, en cada Centro de Votación de la República, al terminar cada escrutinio primario...
Puede usted ahora, ciudadano, participar activamente en el proceso de verificación de los votos y en asegurarse de que “no le hagan de chivo los tamales” al pueblo de Guatemala. Para hacerlo, no tiene más que visitar, desde su celular, FiscalDigital.net, y empezar a practicar, auditando, por de pronto, los resultados electorales del 2019 con esta nueva tecnología. La herramienta está diseñada casi como un juego, en el que sus “aciertos” se premian con puntos, facilitando medir la cantidad de su contribución. Lo importante es que ahora usted no tiene que esperar impávido a que nuestras remolonas autoridades produzcan resultados. Usted puede ahora participar activamente para que estén rápidamente disponibles y de esa manera, nos aseguremos de que la voluntad del pueblo de Guatemala, será respetada...
Excelente información, y gracias por seguir publicando hasta antes de las elecciones, esperemos que este pacto de corruptos salga del escenario, buena semana
Gracias por el esfuerzo de transparentar el proceso de elecciones. Dios y la Patria se los agradecen. Su se quiere se