“¡No más mentiras! ¡Mi pueblo pide libertad, no más doctrinas!...¡Ya no gritemos ‘Patria o Muerte’ sino ‘Patria y Vida’!... ¡Se acabó! Ya se venció tu tiempo, se rompió el silencio... ¡Se acabó! y no tenemos miedo, se acabó el engaño / ¡Ya se acabó! son sesenta y dos, haciendo daño... Rompieron nuestra puerta, violaron nuestro templo... se acabó el enigma...Ya ‘sa tu revolución maligna, soy ‘Funky Style’, aquí tienes mi firma... Somos la dignidad de un pueblo entero pisoteada... a punta de pistola y de palabras que hoy son nada... ¡Se acabó! Tú, cinco nueve y yo doble dos / ¡Ya se acabó! Sesenta años, trancado el dominó...” – Extractos de una canción emanada del valiente grupo artístico/académico disidente llamado “Movimiento San Isidro” (https://m.youtube.com/watch?v =pP9Bto5lOEQ) ; adoptado naturalmente como Himno de Lucha por el pueblo cubano, que arriesgando la vida tomó masivamente las calles el pasado domingo 11 de julio, para protestar por las indignidades a las que lo somete el régimen de los 62 años.
“La dictadura cubana cuenta... con varios círculos concéntricos de represión o de control de multitudes... los contramanifestantes, o grupos civiles entrenados, no armados... llegan donde hay manifestantes, los encapsulan... desplazándolos hacia los centros de detención... Luego vienen las llamadas brigadas de despliegue rápido... profesionalizadas... de civil... armados con bastones largos... se trata de personas entrenadas, fornidas... (y)... La policía... (que) se arremolina ante cualquier reunión contestataria... Todos estos cuerpos son temidos por los disidentes y los manifestantes; no son benignos ni mansos, pero no hay registro de que dispararan... existen con un solo propósito: poder evitar el uso del ejército” – Jorge G. Castañeda, ex canciller mexicano (https://jorgegcastaneda.nexos.com.mx/cuba-las-protestas-y-los-tontos-utiles/). “La disyuntiva del diablo para el régimen es sencilla... Si algún día las FAR se ven obligadas a escoger entre dispararle a la gente o pasarse del lado de la gente, es probable que haya sonado la hora final del régimen... No estamos allí... Mientras no salga el ejército a las calles; mientras salga pero no se vea rodeado por los manifestantes; mientras tenga otra salida, la protesta no pasará a mayores. El día que no les quede más que disparar o desarmarse, todo terminó” – Ibid.
“Cuba se come cruda, sin sal y sin condimentos. Hay que llamar a los dictadores, dictadores. Está bueno ya de intelectualizar el tema de Cuba. Hay que asumirlo de una vez como el final de la utopía” – Wendy Guerra, poeta y novelista cubana, nombrada ‘Chevalier de l’Ordre des Arts et des Lettres’, de Francia (https://www.letraslibres.com/mexico/politica/cuba-cruda). “...El hambre se tragó el miedo y la gente decidió jugarse la vida porque la otra opción es morir en silencio... La cruda realidad que la oficialidad cubana trata de ocultar y la prensa independiente exhibe por vías extraoficiales, no parecen imágenes de un país occidental... Mientras el gobierno cubano intenta meter en el potaje al embargo y a los norteamericanos... la realidad es que esta conversación se trata de nosotros mismos, de lo que hicimos con el país... (se) trata del miedo, las prohibiciones, la falta de libertad de expresión... el desastre económico... el adoctrinamiento profundo y el interminable juego con nuestras vidas privadas secuestradas, atrapadas en un cuarto de espejos, un laberinto que no conduce más que a un proceso ideológico fallido, asfixiante y descarnado del que no se puede salir sin una reacción masiva y espontánea...” – Ibid.
Y sin embargo, pese al claro, público y dramático grito del pueblo cubano, políticos como Andrés Manuel López Obrador, en México; o Alberto Fernández, en Argentina; ambos, burgueses vergonzantes, prefieren mirar para otro lado y recurrir -para excusar su hipócrita indiferencia- al manido cuento oficialista del “bloqueo” del imperialismo yanqui, como causa última de este otro clarísimo cuanto inevitable fracaso del marxismo-leninismo, que hoy sin padrino ni patrocinador, no puede cumplir con sus imposibles promesas rotas. Pero sí imponer mediante el terror su implacable tiranía. Y así, la América Latina -¡oh maldición!- sigue aherrojada a la maniquea dicotomía que la coloca entre las tiranías comunistas o las falencias de un capitalismo criollo atrasado y semi-feudal. Y como lo demuestra también la satrapía de los Ortega en Nicaragua y la Venezuela de Maduro, la extrema izquierda opta por una orgía de sangre y fuego, antes que abandonar pacíficamente el poder. Lo hace porque basta contar con un medio por ciento de la población fuertemente armado, integrado por incondicionales sin escrúpulos, para someter a la inmensa mayoría inerme y aterrorizada, en un régimen que controla hasta la forma de respirar de sus sometidos habitantes. Y el cómplice entramado institucional internacional (¿Y el Papa? ¿Y la ONU?) está construido -por instinto de conservación de los gobiernos de turno en las vecindades- para elevar a condición de “dogma” la cómoda y dizque sacrosanta “no-intervención”. Y así vemos a pueblos hermanos presenciar impotentes la injustificable masacre de sus vecinos -a manos de sus guardianes, cosa que habría hecho arder en ira al auténtico Bolívar (no al de la propaganda chavista) o a un José de San Martín...
Dicen que Biden les enviará “señal” de Wi-Fi, desde un satélite, para que la dictadura no los pueda ni incomunicar ni callar -ojalá. Dicen que el exilio en la Florida, esta vez de veras, los empezará a apoyar. El sexagenario régimen “de los 500 de la Habana” (según la canción) se verá pronto en la necesidad de considerar como arma, o como instrumento subversivo, a cada simple celular; una erosión de su control social que nadie de su “inteligencia” pudo prever. El régimen de 1959 (“tú, cinco nueve”) teme preguntarle a sus ciudadanos (de la década del 2020, “doble dos”), mediante el voto libre y secreto, si le conceden legitimidad; pero no teme a obligarlos a expresar públicamente “su consciencia revolucionaria”. A una semana del histórico 11 de julio, el siguiente fin de semana, el “régimen de los 62 años” organizó su gran contra-manifestación: las listas, “no te quedes sin trabajo, Chico”... o hasta algo bastante peor. No se sabe cuánto más tendrá que sufrir el pueblo de Cuba. Sus esbirros se aprestan a continuar con esa pesadilla “de nunca acabar” y por de pronto, aún piensan que prevalecerán. Aunque no hay que olvidar que así también pensaban, Nicolae Ceaucescu y su camarilla, en la Rumania comunista, hasta que un Diciembre de 1989, un pueblo desesperado, armado de piedras y palos, finalmente y sin contemplaciones, justicieramente, los defenestró... “Todo ha cambiado, ya no es lo mismo / entre tú y yo, hay un abismo... Esta es mi forma de decírtelo: llora mi pueblo y siento yo su voz / Tú, cinco nueve. Yo, doble dos / sesenta años trancado el dominó”...
"Publicado en la sección de Opinión de elPeriódico el 20 de Julio de 2021"
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