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  • Foto del escritorCiudadano Toriello

No gastemos pólvora en zanates

“SI SÓLO TE QUEDAN TRES TIROS Y ANDÁS EN LAS TRINCHERAS, NO LE DISPARÉS A LAS SOMBRAS.” – Ignacio Saravia Solares (1892-1920), voluntario guatemalteco que combatió con las tropas francesas -y fue condecorado- durante la Primera Guerra Mundial; posteriormente asesinado aquí por los esbirros de Estrada Cabrera durante la “semana trágica” de 1920.


Conforme al libreto del régimen, estamos inmersos dentro de “los noventa días” (conveniente y eficazmente disminuidos por el tradicional feriado de Semana Santa) en los que “se puede hacer campaña electoral”. Sabe el régimen, perfectamente, que en ese cortísimo período es matemáticamente imposible dar a conocer satisfactoriamente nuevas opciones políticas, menos aún comparar propuestas programáticas y hacerse un juicio ecuánime acerca de lo más conveniente para la Nación. Nuestro régimen aborrece -y por ende dificulta- la auténtica discusión pública, esa que se materializa con posturas sobre la problemática nacional, entrevistas periodísticas, debates entre representantes de propuestas diferentes, conocimiento de las luces y las sombras de los candidatos, etc., y que discurre permanentemente en las verdaderas democracias. Aquí, mediante nuestra aldeana -y perversa- Ley de “campaña anticipada”, se le da excusa a los “y las” candidatas del régimen para no tener que revelar sus pensamientos y sus verdaderas intenciones y se logra que aquellos que sí quisieran proponer ideas atractivas al público sean efectivamente silenciados, en medio de un ensordecedor “ruido mediático” ajeno. Si a eso le sumamos que varios poderosos “empresaurios” le niegan el ingreso publicitario y hasta el “tiempo de aire” a cualquier expresión mediática de las voces disidentes, la conspiración para imponer la voluntad de “la mayoría de la minoría” adquiere aires triunfalistas. Súmele a esta ensalada la proliferación de “partidos” con dueño y la inexistencia de auténticas estructuras políticas en las que nuevos liderazgos se puedan expresar y competir por el favor del público y tenemos ese perfecto “sistema político sin auténticos partidos políticos” que caracteriza a nuestra atribulada Guatemala. El régimen sabe que un electorado deliberadamente confundido y desmoralizado, enfrentado a un “cartón de lotería” de casi dos docenas de virtuales desconocidos, está propenso a abstenerse, a votar “mulo”, digo “nulo” y en general, a diluir la oposición efectiva entre docena y pico de opciones inocuas. Fue así como Timo Chenko logró ser Presidente a pesar de sólo haber obtenido en primera vuelta apenas seiscientos mil y pico de votos en un país con unos diez millones de ciudadanos en edad de votar. En una verdadera democracia se estimula el voto, pero aquí, inventando requisitos burocráticos, se han excluido, de facto, dos millones de jóvenes en edad de votar “por no estar empadronados” (aunque ya tengan DPI), y porque tampoco, hay que reconocer, están suficientemente encabronados. Y sin olvidar a los otros dos y pico millones de inmigrantes, que pese a sus reiteradas gestiones, también han sido excluidos, en la práctica, de los comicios, aunque con sus “remesas” nos mantengan. Todo forma parte de la receta para obligarnos a “escoger entre el cáncer y el sida”, mientras intentan sobornar a los incautos con dádivas pagadas -mayoritariamente- por el erario público. Con cancioncitas, “promociones” y “vallas” que son fruto de sus abundantes dineros malhabidos, que piensan les resultarán infalibles en este país “de ignorantes y pordioseros”. Así que aunque Zandra y Sury no logran concitar el favor de ni siquiera uno de cada cinco de los ciudadanos con intención de votar (que son apenas la mitad de los que podrían hacerlo), están seguras de “pasar a segunda vuelta”, para disputarse -directamente- el cetro de la “Miss Vieja Política”...


Es así como de una u otra manera (a veces de manera más burda y brutal y ahora con esta hipócrita “democracia de fachada”) el régimen oligárquico y semi-feudal que nos caracteriza ha prevalecido el 90% del tiempo de nuestra vida “independiente”. Hace doscientos años, a sangre y fuego, lograron una “independencia sin República” que terminó en la monarquía pueblerina de Carrera (la que protegía al moribundo emporio del añil) y que con una cohorte de “cachimbiros” agarrados de la teta del Estado, nos empequeñeció hasta ser la sexta parte de lo que un día fuimos. A partir de 1871, bajo el engaño de que iban a crear un próspero y moderno sistema socio-económico de propiedad privada, un puñado de allegados al poder se repartieron tramposamente el despoblado territorio nacional, creando una mala réplica del “capitalismo de plantación”, ese de los latifundios para una élite “lista” y el extendido minifundio “para la caitada”, abundante fuente de mano de obra virtualmente servil. Cuando, como consecuencia natural, el pueblo se rebeló, en 1944, las intransigencias de nuestro atraso dieron lugar al surgimiento de los otros radicales, los de la extrema izquierda y así, desde 1954, quedamos enzarsados en ese estéril enfrentamiento entre los que quieren redimirnos con el falso y empobrecedor reparto de lo ajeno (y que son menos del 15% del electrorado), y los que en el fondo, lo que quieren es que nada cambie, otro 15%. Ahora, además, como si todo lo demás fuera poco, el TSE “se voló”, olímpica aunque dizque “legalmente”, a dos candidaturas que “le restaban” tanto a Zandra como a Sury y aún hoy están en el intento de volarse a otro candidato más. La cosa es que “a puro tubo” (aunque con la -para ellos- perturbadora intromisión de Timo Chenko, que quiere “meter en la colada” a su mafia personal), intentan forzarnos a escoger entre la versión chapina de doña Flor (aquella brasileña de los ¿cinco? maridos) y la “abrasiva” -según dice Wikileaks que la cartacterizaba la CIA- “exguerrillera”. A los ultraconservadores “les vale” el pasado del “jueves negro” y la rosca de joyas de la hija del “General Electric”, que pretende, entre otras bellezas, llevar al Congrueso a aquella ex “diplomática”, Sandra Jodial (...pueblo de Guatemala) y a Enrique Déjenlo (...proteger a las mafias). Con la entusiasta colaboración de Napo Mientes-Ruin y su Fundación Pro-Zarismo, seguro dejarán languidecer en el bote al patriota José Rubén Zamora y a otras víctimas de la regresión institucional; esa que ha permitido “el retorno” de muchos purgados en la lucha contra la corrupción, como el de aquel diputado del “cajonazo de Q30 millones al INSIVUMEH” (Jorge García Silva), quien no sólo siguió “levantando su dedito” los cuatro años en el Hemiciclo pese a haber sido “cachado con las manos en la masa”, sino que hoy “pide humilmente su voto”, para seguir gozando de la inmunidad (¡impunidad!) de que gozan los diputados... Y en caso “le suene la flauta” a doña Zandra, pues el pragmático “club empresarial” tiene “vasos comunicantes” con la diva, que al fin y al cabo es una “izquierdista” ya apalabrada; de manera similar -¡ojo!- a lo que los de la gerontocracia del “club militar”, que apoya a la diva verde, han hecho con la otra comadre “derechista”. El asunto, a fin de cuentas, es que para que ésta siga siendo la tierra de la “mano de obra barata”, las regulaciones sin diente y los impuestos eludibles, es necesario permitir que las mafias -como las huestes de Carrera en tiempos del Clan Aycinena- se “unten” grotescamente las manos con los dineros del pueblo. Todos los de la foto así resultan con mucho pisto, todos los de ese “pacto de corruptos”, muy contentos. Y el 70%, estafado. “Seamos -dicen, con cara de muy conocedores- realistas: más vale un gobierno corrupto, que uno chairo”...


Pero están débiles, ciudadano; hay oportunidad de un futuro mejor para Guatemala. Están divididos, no tienen propuesta y son muy impopulares. Su única salida es dividir a la oposición. Así que si usted quiere una Guatemala diferente, esté usted a la izquierda o a la derecha del centro, hay que impedir que se diluya el voto pensante. En condiciones ideales, habría un sistema de elecciones primarias y habríamos podido escudriñar los matices y otras diferencias de meritorios ciudadanos como Edmond Mulet, Bernardo Arévalo y muchos más. Y tras ese ejercicio de deliberación popular, tendríamos al candidato consensuado de la oposición. Pero las cosas son como son y no hay tiempo que perder. Por eso he propuesto -para que el voto disidente sea efectivo- una fórmula que es hija sólo de mis propias reflexiones. He propuesto para Presidente a Manuel Villacorta, un ciudadano que ha hecho un azaroso e inevitable peregrinaje entre los pocos vehículos electorales abiertos que se han colado dentro del sistema, hasta aterrizar en el nuevo Partido VOS. Sé que muchos objetan que ahí está uno que otro personaje cuestionable, pero no hay partido político sin mácula en este sistema atrofiado. Si buscamos una perfección inexistente, quien ganará será el régimen. Manuel es un ciudadano inteligente, capaz, formado académicamente y bien intencionado, en quien podemos depositar la confianza ciudadana. Tiene, además, algo fundamental: carácter. Carácter que será necesario para mantenerse en la contienda, para ganar las elecciones y para defender el voto; y crucialmente, para gobernar contra el sistema. Cuando el régimen caiga de las estructuras formales del poder, seguirá obstaculizando de mil maneras, tras bambalinas, la evolución hacia una auténtica república democrática. Se necesitará de un carácter fuerte, y por eso, entre otras cualidades, me he decantado por él. Porque tendrá un escenario como el que describí en una columna anterior (3 de enero), “Carta de Navegación para un Ejecutivo Rebelde”. Porque necesitamos que todo el voto opositor converja hacia una opción creíble, esperanzadora, consecuente. Por eso le pido, ciudadano, “no gastar pólvora en zanates”, ¡llevemos a Villacorta a la Presidencia! Aunque le digan -sin saber lo que dicen- que es “chairo”. Como habrían dicho de Voltaire, de Abraham Lincoln y hasta del Conde von Bismark...


El pensamiento ultraconservador, además, se ha atrincherado en la Municipalidad de Guatemala. Un importante golpe sicológico contra ese arzuísmo sin Arzú, hijo del aycinenismo sin Aycinenas, será defenestrarlos de ese bastión. La única opción realista es votar por “Canela” para Alcalde de la ciudad de Guatemala. Así que ahí tiene la receta, ciudadano: para Presidente, Villacorta; para Alcalde de Guatemala, Canela; para el Parlacén, en eso sí, vote nulo. Y para todo lo demás, escudriñe las opciones de alcaldes y diputados distritales y vote CPC, “contra el Pacto de Corruptos”. Recuerde: su opinión cuenta, usted influye, forma parte del espinazo de la estructura informal de liderazgo de la Nación. La batalla no está perdida, pero eso sí, no olvide que en última instancia, “cada pueblo tiene el gobierno que se merece”...


"Publicado en la sección de Opinión de elPeriódico el 11 de Abril de 2023"

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