“No contaba quiénes votaban, sino el voto de quienes contaban” – frase atribuida a José Stalin.
En junio del año pasado, el pueblo de Guatemala vio con incredulidad y desagrado cómo se dilapidaba una bien ganada reputación institucional de fidelidad a la voluntad popular, una de las pocas fortalezas cívicas con que contábamos los chapines desde que vió la luz por vez primera nuestro Tribunal Supremo Electoral (TSE), en 1,984. Concebido por el eminente jurista don Arturo Herbruger Asturias, nuestro robusto sistema electoral había descansado en la participación ciudadana, que por medio de Juntas Receptoras de Votos (JRV) integradas por cientos de miles de ciudadanos voluntarios, hacían el escrutinio al primer nivel, en la base del sistema, contando, en presencia de los fiscales que los partidos políticos en contienda hubiesen tenido a bien enviar y de otros observadores, los votos emitidos por los electores y de lo cual dejaban constancia legal en ‘Acta’. Esas actas y sus copias certificadas, habían constituido la garantía básica del sistema. Desde la elección de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) en 1,984, nunca, hasta las elecciones pasadas, se había vuelto a poner en tela de juicio la fidelidad con la que los informes del TSE reflejaban la voluntad popular. La herencia patriótica de don Arturito, se había hecho institución. Se entregaban a quienes correspondían las copias certificadas de las Actas y a nivel de las Juntas Electorales Municipales, luego en los Distritos y finalmente hasta el nivel nacional, todo era una simple acumulación de los totales del nivel anterior. No se necesitaba gran “sofisticación informática”, sólo era cuestión de sumar, eso sí, respetando las reglas de la aritmética. Todos sabíamos que era una insensatez, una locura, que alguien intentara “contar mal”, pues los ciudadanos , por miles, tenían copias certificadas de las actas. Un fraude exitoso, sabíamos, era prácticamente imposible…
Pero he aquí que la mezquindad humana no ha desaparecido de esta sufrida tierra. La actual (sexta) magistratura del TSE, tras las convulsiones del 2,015, “dejó de llamar” a muchos voluntarios “veteranos”, aunque algunos se siguieron presentando, de todos modos. Mal informados, poco adiestrados y mal asistidos, muchos centros de votación, pese a los cuantiosos millones presupuestados, “no tenían impresora” y en pleno 2,019, las JRV no recibieron comprobantes de lo ingresado al Sistema de Transmisión de Resultados (SITREP) operado por el Departamento de Informática del TSE, así que las “Certificaciones de Escrutinios (Acta #5)”, creadas a mano y copiadas con tecnología de papel pasante (inventada en 1801, por cierto) fueron la única fuente de verdad compartida… Dificultó, también, a los partidos, la nominación de fiscales, mercerizando, aún más, a la anterior fiscalización voluntaria… En la madrugada del lunes 17 de junio de 2,019, un no despreciable porcentaje de las actas reportadas, ya en manos de ciudadanos ajenos al TSE, “no cuadraban”. Conforme pasaban las horas, salían a luz casos y más casos que mostraban la incompetencia (¿o dolo?) de muchos voluntarios “nuevos” y de algunos “empleados informáticos” que alimentaban a “la gran sumadora”. El peso de la incuestionable evidencia presentada por diversos grupos ciudadanos forzó a la actual Magistratura a iniciar un proceso de “reconteo público, acta por acta”. La “revisión” fue otro fiasco sólo tolerado por el cansancio ciudadano ante el volumen de anomalías, así que en algunas diputaciones y alcaldías parece que jamás sabremos si se respetó la voluntad popular… El Ministerio Público se vio impelido a iniciar una serie de investigaciones y a detener preventivamente a algunos empleados del TSE. Afortunadamente, en “la segunda vuelta”, la amplia diferencia de votos impidió que se continuara con más irregularidades y la tormenta amainó, pero la credibilidad institucional de tiempos de don Arturito quedó irremisiblemente en entredicho…
La iniciativa ciudadana “#Fiscal_Digital” (un grupo de ciudadanos voluntarios –héroes anónimos- con una sola cabeza visible) intentó, mediante el uso de la más avanzada tecnología digital, hacer “auditoría ciudadana” de emergencia, involucrando a todos los ciudadanos voluntarios adicionales que quisieran participar, por internet. A la fecha se han alcanzado resultados auditados parciales, porque el TSE anunció los resultados oficiales atropelladamente, como nunca antes, y consiguientemente, la voluntad de los usuarios de #Fiscal_Digital se enfrentó a una barrera psicológica del “ahora para qué”. Con la experiencia obtenida, no obstante, sin perjuicio de que el Ministerio Público continúe investigando los posibles delitos (conforme al debido proceso) y dentro del marco que proporciona el mandato legal que da vida a la “Comisión de Actualización y Modernización Electoral” (CAME), #Fiscal_Digital ha hecho las siguientes recomendaciones a la actual Magistratura del TSE para que este fiasco electoral no se vuelva a repetir: (i) Aprovechar la tecnología “Blockchain” (por cierto descrita inicialmente en 1991 por Stuart Haber y W. Scott Stornetta, pero popularizada en 2009 por Satoshi Nakamoto) para producir (con una “foto” del Acta de cada JRV “subida” al Registro Público Distribuido desde un “celular” de la JRV) una certificación electrónica, segura, inmutable, pública y universalmente accesible, del documento ORIGINAL de la base del sistema; (ii) Rediseñar el Acta de la JRV (la llamada Acta #4) utilizando estándares internacionales actuales de tecnología de Reconocimiento Óptico de Caracteres (OCR, por sus siglas en inglés), por cierto inventada en 1914 y utilizada por el notable ciudadano guatemalteco Luis Von Ahn para crear CAPTCHA y Duolingo, permitiendo que pueda ser “digitada” rápidamente por computadoras, o personas, casi de inmediato y con errores ínfimos; y (iii) Redefinición del Sistema de Transmisión de Resultados Preliminares (SITREP) para que el Departamento de Informática se concentre exclusivamente en la correcta integración de estas tecnologías, empoderando a las Juntas Receptoras y Electorales a certificar sus propios resultados originales. Simultáneamente, cualquier observador –individual o institucional- podrá verificar el veredicto oficial, con el simple acceso a varios Registros Públicos Distribuidos mundialmente, conocidos como “Blockchains”. Este sistema, además, ahorraría decenas de millones de quetzales en equipos y honorarios e incrementaría dramáticamente la velocidad del reporte de resultados. El sistema propuesto por #Fiscal_Digital ha llamado la atención del Government Blockchain Association (GBA), quien distinguió a su líder, Carlos Toriello Herrerías, con el premio anual de Valentía, durante su reciente Seminario, patrocinado por la Comisión de Trabajo sobre Blockchain del Congreso de ese vecino país, sobre el “Futuro del Dinero, la Gobernanza y la Ley”, celebrado en el Capitolio, en Washington, D.C., el pasado viernes 31 de enero. El sistema propuesto por #Fiscal_Digital podría convertirse en el nuevo estándar mundial para auditar elecciones, en tiempo real, aquí y en cualquier otra parte del mundo. Queda por ver si los actuales magistrados del TSE, antes de abandonar sus cargos en evidente entredicho, compensan su cuestionable paso al frente de las elecciones guatemaltecas, adoptando estas recomendaciones. Tal decisión, por cierto, no necesita de ulterior aprobación ni por el Congreso de la República ni por autoridad adicional alguna, pues compete exclusivamente al trabajo autónomo y administrativo del TSE y podría ser aprobado de inmediato por medio de un Acuerdo de Magistrados. El próximo viernes 7 de febrero del 2020, a las 9am en Casa Ariana (en Avenida La Reforma), los ciudadanos interesados en que esta mejora se adopte, pueden asistir y acompañar al representante de #Fiscal_Digital (el homenajeado en Washington DC, Carlos Toriello Herrerías) a su presentación formal final frente al TSE. Habrá que ver si el TSE decide realmente, que “nadie es profeta en su tierra”…
"Publicado en la sección de Opinión de elPeriódico el 4 de febrero de 2020"
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