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Foto del escritorCiudadano Toriello

Los corifeos chapines de Trump

“Lo… que… me ha sorprendido de esa figura que conocemos como Donald Trump es su increíble aguante para desempeñar tan exitosamente el cargo de todo un Presidente de la nación más poderosa y compleja del mundo…a sus 73 años… su habilidad retórica como hombre del pueblo literariamente rudo pero… muy efectivo… me recuerda aquella fábula… griega… Trump sería el Hércules de la saga frente a la Hidra internacional de mil cabezas…” – Armando de la Torre, ‘El fenómeno Trump (II)’, publicado la semana pasada en varios medios locales.


“El libro de Bolton lo deja claro: Trump es el charlatán inmoral que siempre supimos que era” (Michael H. Fuchs, The Guardian, 19 de Junio de 2020). De John Bolton, sí; del hasta hace poco “Asesor Nacional de Seguridad” del Presidente norteamericano, conocido “halcón” de la derecha estadounidense, silenciado a medias por su exjefe, en su nuevo libro “El cuarto donde sucedió”. Según la cadena televisiva ABC (red de televisoras estadounidense que entrevistó a Bolton acerca de su libro); BBC, cadena de radio y televisión inglesa; y muchos diarios impresos en todo el mundo que están publicando “avances” del “libro prohibido” (temporalmente censurado por Trump mediante acciones amordazantes en los tribunales), se han “destapado” diez facetas poco encomiables del actual ocupante de la Casa Blanca: (1 y 2) tras ofrecer al menos su silencio (pendiente de su plena aprobación pública) en torno a las encarcelaciones de minorías musulmanas (los Uighurs) en “campos de re-educación” chinos, trató de convencer a Xi Jinping de anunciar compras de soya y trigo estadounidense para “ayudarlo” con los granjeros del medio-oeste norteamericano en las próximas elecciones; (3) similar actitud tuvo hacia otros autócratas, como el Presidente turco Recep Tayyip Erdogan, a quien le consiente arreglos “bajo la mesa” con Irán (que le prohíbe a otros) a cambio de presionar a Siria y por quien sacrificó mortalmente a un viejo aliado de los norteamericanos, el pueblo kurdo; (4) a pesar de que la mayoría republicana en el Senado no lo dejó testificar durante “el impeachment”, Bolton asegura que Trump no sólo le retuvo ayuda militar a Ucrania (un supuesto aliado, en plena guerra abierta con los rusos) hasta que le consiguiera “evidencia incriminatoria” sobre Biden, sino que los demócratas se quedaron cortos en evidenciar esa práctica de Trump en otros casos que comprometen los intereses estratégicos de los EEUU; (5) Trump le confió a Xi Jingping, quien piensa que los norteamericanos “tienen demasiadas elecciones”, que tiene un plan de hacer “cambios constitucionales” para así gobernar más de dos períodos; (6 y 7) exhibe constantemente su enciclopédica ignorancia, creyendo que “Finlandia es parte de Rusia” o que “el Reino Unido no tiene armas nucleares”; (8) ha estado a punto de abandonar (2018) a los aliados históricos en la OTAN, por su miopía acerca del costo de la defensa atlántica; (9) también dejó que en una llamada de Mayo de 2019, Vladimir Putin lo convenciera de que “Juan Guaidó es la Hillary Clinton de Venezuela”, por lo que sus ambivalentes insinuaciones sobre el derrocamiento de Maduro han cedido a sus titubeos; y (10) por su permanente paranoia y su obsesiva búsqueda de la re-elección, ha perdido el respeto hasta de sus más fieles allegados, quienes lo ridiculizan en privado, como lo hizo Mike Pompeo, quien durante una reunión en la Casa Blanca le pasó una notita escrita a mano, en la que le decía a Bolton que Trump estaba “lleno de mierda”. Cuenta el exasesor de seguridad nacional, también, que cuando lo recibió John Kelly, entonces “Chief of Staff” de la Casa Blanca, le dijo: “pronto te darás cuenta de que éste no es un buen lugar para trabajar”. No es de extrañar, entonces, que en reciente entrevista, Bolton haya sentenciado que “Trump no es apto” para gobernar…


La consciencia acerca de lo que Trump significa para la Superpotencia norteamericana empieza a desbordarse: hace poco, por ejemplo, respetados generales retirados y el propio jefe actual del Pentágono, poniendo en práctica aquello de que “al entendido por señas”, hicieron sendas declaraciones públicas en las que dejaban claro que no estaban de acuerdo con las intenciones de Trump de mezclar al ejército con la política interna de esa Nación y menos con que se podría confiar en ellos para actuar al margen de la Ley... Personalidades aún respetadas dentro del partido Republicano, como las familias Busch, McCain y Romney, pensando quizá en el futuro rescate de un partido que parece encaminarse hacia una debacle mayúscula, se han deslindado claramente del “trumpismo”. Todos los ex Presidentes norteamericanos vivos, de ambos partidos, han condenado su arrogancia y falta de tacto en las recientes controversias y disturbios. La CSJ de los EEUU, a cuyos más recientes magistrados Trump ha contribuido a colocar, le han propinado varios y reveladores reveses políticos recientes. El público tiene memoria corta, pero no parece haberse olvidado del todo de que su “abogado de confianza” (Mike Cohen), por ejemplo, hoy purga prisión por haber utilizado fondos públicos de campaña, para “comprar el silencio” de una de sus prostitutas o de que sigue utilizando a otros siniestros güizaches (como Rudy Giullianni) para seguir haciendo su “trabajo sucio”; por todo eso, y más, Trump está cayendo en todas las encuestas. Por supuesto que para muchos anglosajones poco sofisticados, desinformados y asustados por la inmigración, los disturbios sociales y un desempleo cuyo origen real no entienden, Trump sigue siendo “su paladín”; alguien que sabe “qué teclas tocarles”. Aunque vean que pone y quita jueces y funcionarios, según perciba o nó que van a servirlo a él, antes que a su Nación, a ese tercio del electorado que constituye su “voto duro”, no le importa su irregular conducta ni el mal ejemplo que le da a propios y extraños. Pero para muchos desencantados y para la mayoría de los mejor educados, o para los que tienen alguna fidelidad a los valores ideológicos que alguna vez sustentó el partido Republicano, las contradicciones del actuar de Trump en relación a la de íconos partidarios como Lincoln, en cuanto a la problemática racial y social; o como la de Teddy Roosevelt, en cuanto al abuso del poder corporativo; o como la de Reagan, en cuanto a su amigable predisposición al libre comercio y a la inmigración; el dilema de la coherencia partidaria vs. el “colaboracionismo” con el hombre fuerte, se presenta cada vez con más claridad. Como dijo Lincoln, aquel gran Republicano: “se puede engañar a toda la gente por algún tiempo; se puede engañar a alguna gente, todo el tiempo; pero no se puede engañar a toda la gente, todo el tiempo”…


Está claro que todo lo anterior tampoco es relevante para nuestros conservadores recalcitrantes, en especial para aquellos que se disfrazan de liberales ¡y hasta de “libertarios”! Aunque Trump haya dicho públicamente que somos “un hoyo de mierda” y nos haya forzado a ser un oneroso “tercer país seguro”, logró “descabezar” a la estructura profesional del departamento de Estado y más al punto, propició la salida de Guatemala de la por ellos odiada CICIG. Eso basta para “canonizar” a Trump en el Panteón de nuestros cachurecos. Trump, además, denigra y descalifica a uno de los más grandes triunfos históricos de la gran República norteamericana, la ONU, que según nuestros conservadores de aldea, hoy es supuestamente la campeona de las políticas anti-familia (“quieren volver travesti a tu hijo”) y protagonista de la “gran conspiración chaira internacional” (“la oculta agenda de Soros y el Foro de Sao Paulo”). Ese pensamiento tozudamente conservador de buena parte de las élites guatemaltecas, está profundamente enraizado en nuestra cultura y viene desde que entramos a nuestra vida “independiente”, rompiendo en pedazos a la Federación Centroamericana, por mezquinos intereses pecuniarios. Lo grave es que le sirve de bienvenido apoyo político a las mafias locales que continúan, entre otras cosas, con su pretensión de tomar de nuevo el control de nuestro OJ. El cuento es que dizque van a impedir que “el comunismo internacional” tome el control de nuestra sufrida Patria, pero la realidad es que sólo están sirviendo de “tontos útiles” a las mafias locales que esquilman inmisericordemente nuestro erario público. Sin embargo, nuevos vientos soplan del Norte. En medio del pandemónium, la sociedad y la institucionalidad norteamericana se recomponen. Nuestros diputados y jueces, ahora que se están renovando nuestras Cortes, están siendo observados. Su comportamiento está siendo analizado, entre otros, por los chapines auténticamente liberales y por los profesionales de una institucionalidad norteamericana que se resiste a morir. Vienen cambios en “el aflojamiento” que temporalmente sintieron las mafias en el combate a la corrupción, quede quien quede en noviembre en Washington. Pero ya no digamos, si sale de ahí ese que confunde la realidad con sus interesadas fantasías…


"Publicado en la sección de Opinión de elPeriódico el 23 de Junio de 2020"

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