Gracias al testimonio de Heródoto, primero y al de Tucídides, después, sabemos de la profunda animosidad entre Esparta y Atenas. La primera representaba la primacía del orden, las tradiciones y la disciplina militar, y la segunda, el amor a la libertad individual, a la especulación filosófica, a las artes y al comercio. En el siglo V adC, no obstante, aquellos acérrimos rivales de las proto-repúblicas helenas, depusieron momentáneamente sus profundas diferencias. Se unieron contra los cientos de miles de mercenarios del imperio Persa, en defensa de su compartida Patria Griega. Con temeridad suicida, Leonidas y sus legendarios 300 espartanos detuvieron en Las Termópilas a las huestes del tirano absolutista Jerjes I, dándole tiempo a Temístocles y su flota ateniense, a atrapar y derrotar a la mucho más numerosa flota invasora, en la crucial batalla naval de Salamina. Aunque posteriormente a su victoria contra “los medos” aquellos valientes rivales griegos reanudaron su fatal tragedia en lo que hoy describiríamos como “mutua destrucción asegurada”, su fugaz armisticio y exitosa defensa común hizo posible la supervivencia de los cimientos conceptuales sobre los que hoy se asientan las repúblicas democráticas modernas. Hay momentos en los que se hace necesario, en aras del bien común, contemporizar aún entre los más acérrimos rivales. Gracias a un lejano tal ejercicio, hoy hay democracia en algunas partes del mundo...
El miércoles pasado estuvo en Guatemala el ex Vicepresidente norteamericano “Mike” Pence. Su visita, sin embargo, apenas fue “cubierta” por la prensa, a excepción de una pequeña fotografía con escueto acápite, en página interior de Prensa Libre, mostrando a Alejandro Giammattei saludando al distinguido visitante. Pero el asunto no fue tan intrascendente. En cuidadosamente coreografiada ceremonia, un amplio salón de uno de los más importantes hoteles de la capital guatemalteca reunió a “la crema y nata” del empresariado chapín. Cuando entraron al salón Timo Chenko y doña Cony, los infaltables corifeos del régimen, algunos puestos de pie, los ovacionaron. El liderazgo empresarial invitado empezó formalmente el coloquio pronunciando discursos del tipo de “la Guatemala asombrosa e imparable”, en la que el vaso, sí señor, está medio lleno, nó medio vacío. Esa Guatemala en la que el futuro sigue siendo prometedor (aunque aquí la tierra, literalmente, se esté tragando a sus ciudadanos)... “Maik”, por su parte, se dirigió a su cautivo público, empezando por agradecerle señaladamente sus labores al ex Embajador de la Guatemala de Jimmy en Washington (el hijo del ex Vicepresidente de Serrano, Gustavo Espina). Reconoció su eficaz labor para acercar al empresariado guatemalteco a las estructuras de poder del Norte. ¿Cómo olvidar las amistosas relaciones de Manuel Espina con la derecha religiosa fundamentalista de aquel país, los efectivos “desayunos de oración”, la proyección al mundo de la “Guatemala próspera”? ¿Cómo olvidar su rol en el traslado de la embajada guatemalteca de Tel-Aviv a Jerusalén, su oportuna inteligencia sobre las caravanas de migrantes, la designación de Guatemala como “tercer país seguro”; todo, fundamentalmente, a cambio del apoyo Trompista a la expulsión de la “chaira” CICIG? ¿Cómo “ningunear” un acercamiento que ha hecho posible el contacto directo entre empresarios y cabilderos guatemaltecos con algunos de los más connotados elementos proto-fascistas de EEUU -Steve Bannon y Roger Stone, por ejemplo?
Pero pese a su auspicioso inicio, Mr. Pence “no estuvo a la altura” de las expectativas de su auditorio. Con la misma decepción con la que Donald Trump recibió la negativa de Pence a prestarse a sus maniobras golpistas el 6 de Enero del 2021 en el Congreso norteamericano, algunos de nuestros increíblemente ridículos trompistas tropicales se quedaron con las ganas de brincar y ponerse en pie, para ovacionar, con el puño en alto, alguna incendiaria frase, en incongruente actitud de “America first!”. Resulta que Mr. Pence, de manera reflexiva, terminó su alocución indicando que lo mejor que puede hacer este bello y promisorio país es... ¡combatir la corrupción! Fortalecer sus instituciones. Sí. Crear las condiciones para que los guatemaltecos encuentren trabajo digno y bien remunerado aquí, en vez de ir a somatarle las puertas al Tío Sam. Que cuando Guatemala esté haciendo eso, entonces sí vendrá la inversión norteña... Demás está decir que los aplausos fueron sólo los obligados -y deslucidos- de cortesía. La prensa, a la que, para evitar indiscresiones, en este país no se le invita a estos acontecimientos (sino a la que se le da, posteriormente, un “boletín de prensa” con “la verdad deseada”) no recibió mayor comentario. Por eso casi nada “salió” en los medios. Por eso, aquí no ha pasado nada...
Pero para aquellos ultraconservadores que andan buscando cómo “cerrar filas” con el régimen, el cuadro empieza a lucir preocupante. Para los republicanos norteños, ya queda claro, las ansias de Guatemala a duras penas aparecen en el radar. La Administración de Biden, obviamente, no se encuentra entre los apoyos con los que el régimen pueda contar. Ni, tampoco, hay simpatías en el resto de la comunidad internacional que aquí cuenta. Ni siquiera Israel y Taiwán, democracias al fin y al cabo, son ahora “de fiar”. Ni se diga de la prensa independiente, que con José Rubén tras la rejas, ya sabe el verdadero color del régimen. Timo Chenko, por otra parte, sigue apoyando “las esforzadas gestiones” de Miguelito entre los alcaldes del país; pero la “estrategia municipalista” no es garantía de nada. Además, no se sabe aún si el impopular “doctor sin pacientes” va a “dejar correr” a la Sury o nó. Zandra, con el supuesto apoyo de algunos elementos de la “inteligencia” gringa (que ven en ella, especulan, a una colaborativa Xiomara Castro guatemalteca), ha negociado la supervivencia de “su UNE” con “la Embajada” y con el régimen. Pero nuestros neo-aycinenistas saben que para lo único que eso realmente les sirve, es para beneficiarse de su “anti-voto”, una vez su 15% “les dé el pase” a “la segunda vuelta”. Pero ¿y quién tomará la bandera, quién capitalizará ese anti-voto? Ya algunos de ellos empiezan a hablar que ante la falta de liderazgo “a lo mejor va a hacer falta un golpe de Estado”. Algunos van tan lejos que cuando les dicen que “en estos tiempos eso ya no se puede”, dicen que antes también eran tiempos en los que “no se podía” y “siempre que se hizo necesario, se pudo”. Los más realistas le están poniendo más fé a otra antigua herramienta: el fraude electoral descarado, con etapa previa (descalificación “legal” de candidatos incómodos), fase ejecutiva (manipulando la publicidad y finalmente, “el conteo”) y pasando por una fase intermedia (comprando voluntades con el abundante dinero malhabido). Cuentan, eso sí, con el sistema radial y televisivo del nefasto extranjero Ángel González; con los beneficiarios directos e indirectos de la corrupción; y sobretodo, con una institucionalidad republicana tomada. Confían en su capacidad de seguir comprando voluntades y en que el electorado es dócil y pendejo. Que ya sabe que “no hay nada que hacer”. Que la supervivencia de la Cleptocracia más allá del 2023 es un hecho consumado. Que cunde el conformismo y la apatía... Pero ¡ojo! el 70% está cobrando consciencia de que existe y en cualquier momento “podría hacer tronar el látigo”. La generalizada frustración puede convertirse en indignación generalizada, para echar a los mercaderes del Templo de la Patria. “La pradera está seca y el calor arrecia. Una chispa que surja la puede hacer pasto de las llamas”. Por eso el nerviosismo del “pacto de corruptos”, por eso los desplantes y los descaros. Por eso las ratas “listas” ya están exportando sus caletas, “en anticipación de su forzado retiro”. Pero la articulación de la indignación ciudadana no será fácil. El régimen, como fiera acorralada, se defiende ahora y también mañana se defenderá. Tratarán de dividirnos. Una cosa es clara: los ultraconservadores y los pancistas están viendo cómo “cerrar filas”...
Guatemala necesita una profunda reforma política. Para que verdaderos partidos políticos, con democracia interna, representen las auténticas corrientes de opinión del electorado. Sin duda alguna, habrá que “meterle cuchillo” a la Constitución y hacer que los diputados, en un menor número y en pequeños distritos, sean electos por nombre y apellido, por sus méritos cívicos y su elocuencia, nó por su dinero y su cercanía a los focos del poder existente y de la corrupción. Para que seamos una auténtica república, en cuyo Congreso estén verdaderamente representados los intereses del pueblo. Para que nuestros representantes no hagan ni mantengan “reglas de juego” que permitan que “el poder se compre”. Para que no continúe un sistema “de (in) justicia”, a su imagen y semejanza. Para eso se necesita de una amplia mayoría parlamentaria y para eso, se necesita de un “tsunami” de votos. Por eso el 70% tiene que aglutinarse en una avasalladora fuerza coherente que haga posible los cambios. Por eso hace falta una amplia convergencia nacional. Entre todas las fuerzas que crean en la república democrática, tanto a la izquierda como a la derecha del “centro”. Por eso felicito al Cardenal Ramazzini y a su grupo por su iniciativa cívica. Por eso la Alianza por la Auténtica República Democrática (ARDE), continúa escudriñando la oferta política nacional, dialogando y evaluando. Reclutando a los que quieran comprometerse a una agenda de auténtico rescate nacional, para hacer una convergencia política masiva -entre derechas e izquierdas moderadas y democráticas- en el momento eleccionario oportuno.
El cambio viene, ciudadano. Pero no olvide: la Patria cuenta con usted. Con su inteligencia y su capacidad de persuadir en sus círculos de influencia. En esta nación bendecida, con su pueblo trabajador y generoso, su historia milenaria, su privilegiada posición geografica y su ubérrimo territorio, un futuro promisorio está a la vuelta de la esquina. Sólo es cuestión de que la mayoría moderada decida tomar en sus manos su destino. Una plataforma social y política se está gestando para canalizar esa genuina aspiración patriótica. Para hacer realidad a la auténtica República Democrática. Con ello, daremos ejemplo a nuestros hermanos latinoamericanos y al mundo, porque después de doscientos años, finalmente haremos realidad la promesa de una República para y de todos los ciudadanos. Esa es la Guatemala que viene, la que de veras será... ¡asombrosa e imparable!
"Publicado en la sección de Opinión de elPeriódico el 4 de Octubre de 2022"
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