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  • Foto del escritorCiudadano Toriello

La articulación política de la Resistencia

“...Es verdad que hemos sido y seguimos estando avasallados por el enemigo... Pero ¿se ha dicho ya la última palabra? ¿debemos abandonar toda esperanza? ¿es nuestra derrota final e irremediable? A todas esas preguntas yo respondo: ¡Nó!”- Charles de Gaulle (estadista francés, 1890-1970), en alocución radial dirigida al pueblo galo, desde Londres, el 18 de junio de 1940; al “prender la llama de la Resistencia”, en los albores de la Segunda Guerra Mundial...



Tras haber pasado el 90% de nuestra vida independiente a merced de gobiernos que nos han mantenido aherrojados a un pasado ingrato, el pueblo guatemalteco se apresta a vivir “nuevos tiempos”. El viejo régimen político guatemalteco se precipita, sin plena conciencia de su predicamento, a su ocaso final. Es un régimen retrógrado y corrupto, que confía, no obstante, en la eficacia de su hipócrita y cíclico “fraude estructural” y que cree firmemente que nos avasallará de nuevo. Envalentonados y ensoberbecidos por sus recientes victorias tácticas (la expulsión de la CICIG, la cooptación de los tres poderes del Estado, la persecución de fiscales y jueces independientes, “el ordeño” burdo y descarado del erario nacional, el control oculto del TSE y ahora, su pretensión de acallar a la prensa independiente), sus corifeos y sicofantes creen que la paciencia del pueblo es infinita y que su poder será eterno...



Parte de la seguridad que exhibe la perversa y amorfa coalición que nos gobierna deviene de que han creado un sistema eleccionario en el que la auténtica discusión política de nuestros problemas está, en la práctica, proscrita. Por un lado, con el cuento aquél de “la campaña electoral anticipada” le dan excusa a sus “políticos mudos” para no pronunciarse acerca de la problemática nacional (¿qué piensan los futuros candidatos acerca de, por ejemplo, “el descabezamiento de Reyna Barrios”; o del fácil “asalto al Congreso” de supuestos ex militares; o del cíclico chantaje de corruptos sindicatos estatales para servirse de los impuestos de los ciudadanos; o de la abstención de Guatemala en la condena continental a los abusos de la satrapía orteguista en Nicaragua? No lo sabemos, ni lo sabremos, porque la idea es evitarles a estos “líderes” del régimen “el desgaste” de tomar posiciones). Por otro lado, ese mismo rollo de la “campaña anticipada” resulta conveniente herramienta para “descabezar”, con supuestas razones “legales”, a cualquier liderazgo que pretenda, mediante la discusión pública inteligente y con alguna antelación, “levantar cabeza”. No debe extrañar, por tanto, que frente a cada nueva crisis se escuchen recurrentes “llamados al diálogo”; porque además de sólo tener “candidatos mudos”, el diálogo institucionalizado que ocurre cotidianamente en cualquier democracia republicana normal en el recinto parlamentario, en Guatemala, realmente, no existe. Las corrientes de opinión que anidan en el seno de la sociedad guatemalteca no están proporcionalmente representadas en nuestro Congreso. Vivimos bajo un régimen cuyo pecado principal es que investimos de autoridad formal a “representantes” (mayoritariamente anónimos, parte de listas oscuras e incomprensibles) que no nos representan; y la última vez, para ponerle la tapa al pomo, sin que siquiera el TSE evidenciara convincentemente que las curules asignadas hayan obtenido los votos formalmente requeridos. El sistema se asegura de que haya una sobre-representación de posturas ultra-conservadoras y autoritarias o burdamente transaccionales. Por eso, “el diálogo parlamentario” guatemalteco no se caracteriza por grandes piezas oratorias, que confronten ideas y posturas, sino por el trasiego “bajo la mesa” de dineros y favores...



Con “el menos pior” en la Presidencia de turno, cada cuatro años una nueva cohorte de incapaces y sinvergüenzas -con algunos “reciclados”- toma por asalto las estructuras de gobierno, con el firme propósito de “no dejar escapar ni un len” en su carrera por crear nuevas fortunas instantáneas e impunes. Van acompañados en el Legislativo de esas anquilosadas mafias políticas adeptas a “repartirse el pastel” y en muchas municipalidades, de bandas armadas en las que campea el dinero ilícito y la coerción violenta. El siguiente paso ha sido penetrar al OJ con jueces venales que “les cuiden las espaldas”, purgando a la administración de Justicia de los pocos y con frecuencia heroicos elementos que “nadan contra la corriente”. Ahora, además, con un TSE también cooptado e iniciando los pasos para deshacerse gradualmente de la libertad de expresión. Mientras tanto, privadas de sus recursos, la salud y la educación públicas “en trapos de cucaracha”, la precaria e incompleta infraestructura básica en estado de evidente calamidad y la seguridad y la justicia sólo como aspiraciones lejanas, desmentidas por la indefensión de la ciudadanía honrada y por los constantes abusos de la autoridad formal. Todo negocio potencialmente estratégico para el país, sujeto a la venia de las mafias, para “exigir tajada” o en el menor descuido, para arrebatar su control. La esperanza frustrada de las mayorías por un futuro mejor, evidenciada por la imparable emigración. Ese es el régimen que pretende seguir gobernándonos. Uno que agota a pasos agigantados su escasa legitimidad y que nos pone al borde de que los grupos más extremistas empiecen a lucir atractivos para más y más ciudadanos. ¿Cómo detenemos esta anunciada “muerte de la República” en cámara lenta? No podemos, como algunos ingenuos sugieren, esperar a que “el sistema se reforme a sí mismo”, pues sus usufructuarios y cómplices son “los encargados de hacerlo” y obviamente, no lo harán. No bastarán, tampoco, las manifestaciones públicas, aunque pronto puedan hacerse otra vez necesarias. No hay vuelta de hoja: la Resistencia ciudadana tiene que articularse políticamente para expulsar a las ratas de las estructuras del poder...



Ya sabemos cuál es “la telenovela” que nos tienen preparada: “La Recurrente Farsa de Nuestro Tercermundismo Crónico”. Acto Primo: entre codazos y zancadillas, las mafias decidirán quién será el o la nueva porta-estandarte del régimen (favorita del momento, entre ellos, “la hija del General”). Acto Secondo: mediante hábil combinación de eventos secretamente coreografiados, intervenir, tras bambalinas, en la selección del “petate del muerto” (probablemente aquella Telma, la de CODECA; pero quizá aún podría ser, otra vez, la útil pero cínica y terca Sandra). Intermezzo: neutralizar cualquier otra opción que se salga del libreto, a través de la proliferación de voces y la atomización de opciones. Acto Tercio e Póstumo: subir el tono emocional de nuestra perpetua crisis con incidentes violentos y desconcertantes, para propiciar que nuevamente el régimen “nos salve del comunismo”... entre los bombos y platillos de una atronadora campaña publicitaria, financiada “con todo el dinero sucio del mundo”...


Urge, entonces, articular políticamente a un nuevo y amplio movimiento ciudadano. El sistema no ha permitido la existencia de partidos políticos auténticos, con definidas plataformas programáticas y democracia interna. Si fuéramos una auténtica república democrática, un puñado de partidos estaría ahora a punto de celebrar “elecciones primarias”, para definir sus planteamientos concretos y sus candidatos a cargos de elección popular. Pero no somos aún tal república, somos apenas, una “democracia de fachada”, con innumerables trampas legales diseñadas para impedir la articulación real de las aspiraciones del electorado. Nuestros partidos, con alguna que otra débil excepción, son “vehículos electorales” sin ideología, sin democracia interna, con “dueños” que buscan “venderse al mejor postor”. La mayoría son ensambles transaccionales, en algunos casos, “vehículos de repuesto” (por aquello de las traiciones de última hora entre las mafias); pero eso es lo que hay, con ese sistema tenemos que jugar. Por eso, hay que buscar dónde “se coló” un poco de idealismo entre tanta miasma y derrotar al régimen con sus propias reglas y en su mismo juego...



Un grupo de ciudadanos estamos buscando a un puñado de partidos que habiendo cumplido los requisitos legales para poder participar, se comprometan a: (1) Re-iniciar “la limpia” que empezó la CICIG, con todas las reformas institucionales que se hagan necesarias; (2) Iniciar el proceso de “Dotación Patrimonial Ciudadana”, para atacar la abismal desigualdad que está en la raíz de todos nuestros males y así materializar una profunda transformación socio-económica del país; (3) De inmediato marchar hacia la cobertura universal del IGSS, protegiendo de la más usual tragedia cotidiana a las mayorías más desprotegidas del país, para lo cual el Estado debe empezar por pagar la deuda que le tiene pendiente; (4) Dejar de impedir el desarrollo del Corredor Interoceánico de Guatemala (CIG), que iniciará el proceso del “despegue económico” nacional; y (5) Iniciar a través de este último (el CIG), el proceso de persuasión democrática que conducirá a la eventual restauración política de una renovada República Federal de Centroamérica. Este movimiento pretende erigir “una carpa grande”, en la que quepan todos los ciudadanos honrados y de buena voluntad, desde conservadores moderados hasta social-demócratas, pasando por todas las variantes del liberalismo auténtico. Sabiendo que la mayoría ciudadana lo anhela, pretende sacar a Guatemala del histórico y terco impasse entre neo-marxistas y ultra-conservadores. Esta alianza, sin descubrir aún flancos que la expongan a las trampas del sistema, encontrará la forma de presentarse en las próximas elecciones como un frente unido de la Resistencia a la Dictadura corporativa y cleptocrática, que cínicamente, pretende seguir gobernándonos...


No son tan fuertes como se pintan, ciudadano; nó, no son invencibles. Son impopulares con su propio pueblo; están desacreditados internacionalmente (aunque ahora busquen, desesperados, las más extrañas alianzas de última hora); la prensa independiente, con razón, los detesta. Mantienen al país en perpetua crisis constitucional, erosionando la poca legitimidad que les va quedando. Están “jugando con fuego” al estirar sus abusos más allá de lo que aún en este país sufrido ha sido tolerable, como lo ilustra su insensata pretensión de “cerrar a elPeriódico” a troche y moche. Pero esta pesadilla pasará. Sólo hace falta que esa talentosa, abnegada y ya harta mayoría ciudadana, cobre consciencia de sí misma, le recuerde a los políticos que su misión es servir al pueblo y no al revés, y tome así , en sus propias manos, las riendas de su destino...


"Publicado en la sección de Opinión de elPeriódico el 26 de Octubre de 2021"

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