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Foto del escritorCiudadano Toriello

Korte de Konstitucionalidad (la KK)

“¿Quién juzga al juez que juzga mal?” – Gail Carson Levine, escritora neoyorquina contemporánea.

 

La Corte de Constitucionalidad (CC) de Guatemala se adicionó al andamiaje institucional clásico de la República, en la Ley Máxima que nos rige desde 1985. Esta “novedad” republicana, en tanto implica una aparente redundancia en relación a la ya existente Corte Suprema de Justicia (CSJ), fue resultado de que Guatemala pretendía abandonar un pasado de desprecio por la Ley y por tanto, todo nuestro texto constitucional actual es de inspiración “garantista”.  Lo que en otras repúblicas es únicamente la “Cámara de lo Constitucional”, dentro de la propia CSJ, aquí se hizo revestir “de toda la majestad de la Ley” y se le hizo “altar aparte”.  Ello para significar nuestra supuesta veneración especial por la fiel observancia de las garantías ciudadanas  que preserva la Constitución Política de la República de Guatemala (CPRG); en particular, en lo concerniente a la contención de los abusos de autoridad. En 1993, al ponerle un freno moral al intento golpista de Jorge Serrano Elías,  la CC abanderó la justa indignación pública y pareció justificar su peculiar naturaleza dual, lo que acalló cualquier crítica que la sindicara de “llover sobre mojado”. 

 

Pero “ha pasado agua bajo el puente” desde que aquella heroica magistratura se enfrentara al grotesco aprendiz de dictador.  En los últimos años, la calidad de las magistraturas que se han puesto esa toga ha venido en calamitoso descenso.  Fruto de procesos de nominación crecientemente opacos y venales, hemos venido “gozado” de magistrados cada vez más mediocres, contradictorios y en algunos casos, hasta abiertamente estafadores.  No debiera extrañar, entonces, que las magistraturas recientes hayan proferido fallos cada vez más controversiales, hasta llegar, como ahora, a contradecir su mandato primordial de defender la Constitución y apañar el continuado rompimiento del orden constitucional.  Porque eso es lo que tenemos hoy, una corte de constitucionalidad (cc, así, con minúsculas) que condona la violación flagrante y continuada de los preceptos constitucionales, porque como dicen algunos, esta CC cree que sus siglas indican que es “la Corte Celestial”. Dos casos que lo ilustran:

 

(i)             La KK está apañando el inconstitucional y continuado cercenamiento de las facultades constitucionales del Presidente de la República para destituir al Fiscal General (en este caso, la señora Consuelo Porras),  al no haber expulsado del ordenamiento jurídico la modificación de la Ley Orgánica del Ministerio Público (LOMP), que contradice clara y flagrantemente lo dispuesto en el Artlo. 251 de la propia CPRGEs de elemental lógica jurídica que no puede una ley ordinaria, modificar de facto sus estipulaciones, sin antes llenar los requisitos que la propia Constitución establece para ello. Esto es particularmente grave, porque la actual Fiscal General, como ya sabe y condena la inmensa mayoría del electorado guatemalteco, ha dado más que causa justificada para su destitución, al haber permitido que el Ministerio Público (MP):

 

a.     Se haya constituido en represor -de facto- de la libertad de expresión, en violación de varios derechos ciudadanos consagrados en la CPRG;

b.     Falte a su mandato constitucional primario, al no investigar delitos del anterior gobierno, pese a contundentes indicios que son de conocimiento público;

c.     Se haya constituido en “fabricante” de casos espurios en contra de periodistas, disidentes del antiguo régimen y operadores de justicia; y

d.     Se haya constituido en el más eficaz instrumento golpista del régimen caído, intentando reiteradamente impedir que conforme a la voluntad popular expresada en las urnas, se materializara completa y efectivamente la transmisión del mando gubernamental.

 

(ii)            La KK está nuevamente apañando el inconstitucional desconocimiento de la voluntad popular al resolver que procede una “suspensión” del partido Movimiento Semilla, y por ello, una supuesta incapacidad concomitante para “formar bloque” en el Congreso. Ello a pesar de que la CPRG taxativamente señala que todo lo concerniente al proceso electoral sólo le compete dirimirlo al Tribunal Supremo Electoral (TSE).

 

En otras palabras, es evidente que a la actual KK no le interesa defender el espíritu y la letra muerta de la CPRG.  Lo que busca es mantener contra viento y marea a Consuelo Porras, como guardiana de los espurios intereses del ex gobernante, sus secuaces y corifeos, al tiempo que “le hace la vida imposible” a la nueva administración de gobierno.  La KK está, pues, permitiendo el continuado rompimiento del orden constitucional, contrario a su mandato primordial y a su misma razón de ser, por motivos dolosos.  Se ampara en el falaz y falso criterio de que “la Constitución no dice lo que dice, sino que dice lo que la Corte quiere que diga”.  Entonces,  ¿qué hacer? ¿Cómo romper este nudo gordiano?  A mi juicio, la respuesta se dice simple, aunque no lo sea y se desarrolla en tres actos:

 

(i)             El Presidente, en uso de las facultades que le confiere el Artlo. 251 de la CPRG y sin más trámite, destituye a la Fiscal General, sustentándose para el efecto, en las múltiples causas que lo justifican.  Recaerá en la ex FG y en sus correligionarios y adláteres, el peso de la prueba, si deciden recurrir a las instancias institucionales -incluyendo la KK- a oponerse al asunto, al que habrá que “darle largas”;

 

(ii)            El Congreso, Órgano Independiente del Estado y depositario nato de la soberanía nacional, rechazando las pretensiones injerencistas de la KK, restituye el pleno goce de los derechos políticos de los diputados del partido Movimiento Semilla.  También aquí, recaerá en quienes se sientan agraviados “el peso de la prueba”, en las instancias, como la KK, a las que decidan acudir, a las que habrá, soberanamente, que ignorar; y

 

(iii)          Habrá que iniciar el complejo proceso de depuración y reforma de todo el podrido sistema judicial del país, lo cual probablemente requerirá, en última instancia, la utilización del mecanismo constitucionalmente establecido de la Consulta Popular.

 

El momento histórico es irrepetible.  Es ahora o nunca que Guatemala cambiará de rumbo.  No hay que llamarse a engaño,  la KK es la vanguardia de los enemigos de la Auténtica República Democrática.  Pero son un tigre de papel y hay que enfrentarlos sin titubeos. Sí, “para hacer una omelette, hay que romper un par de huevos”...

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5 Kommentare


trapaga.jorge
01. Feb.

La CC, sigue apañando al pacto de corruptos, simplemente su miembros quien los a nombrado y sus resoluciones son ambiguas. Hay que pedirles la renuncia y a la bruja, ya saben quien es.

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Raul De La Horra
Raul De La Horra
01. Feb.

Me gusta lo que decís, y cómo lo decís. Un abrazo!

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Anibal Perez
Anibal Perez
01. Feb.

Estupenda y tajante descripción de esa bacinica a que ha devenido aquella instancia creada para dirimir asuntos de supuesta y compleja naturaleza "jurídica". Dado que (sin ir tan lejos de revisar la historia de la humanidad) la sociedad se constituye de individuos aglutinados a convivir, se ha necesitado ir creando las instituciones que permitan esa convivencia. Si nos alejamos de esa retórica leguleya, ¿qué diablos tenemos, entonces?, ¿estar soportando a individuos "electos" que hagan de las suyas apañando un estado de cosas que haga inútil nuestra historia republicana?. Al parecer, para analizar el papel podrido de la KK, ya no necesitaríamos más análisis legales: necesitamos análisis psicológicos y morales en dirigirnos a esa horda de funcionarios fallidos, pues estar cit…

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chitost
01. Feb.

Es Ahora o Nunca !!! 🌱✊🏽

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chitost
01. Feb.

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