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Foto del escritorCiudadano Toriello

Bonos Bitcoin

“Los EEUU se han venido moviendo de una situación, tras el colapso de la Unión Soviética y ‘el fin de la Historia’ de Fukuyama, en la que siendo una históricamente inusual superpotencia sin rival, ganaban en todas partes, sin luchar; a otra en la que como emblematizan su desastrosa salida de Afganistán, las amenazas de Rusia por ocupar Ucrania, las de China por tomar Taiwán, las tercas tensiones en el Golfo Pérsico y los insolentes desplantes de algunos dictadorzuelos en su patio trasero, luchan en todas partes, sin ganar. No obstante el inevitable resurgimiento de un más usual mundo multipolar, no es aventurado señalar que frente a estos imbalances que se mofan de su innegable poder real, se avecina una fuerte reacción norteamericana, sólo demorada por sus disensiones internas...” – Balaji Srinisivasan, influyente gurú del mundo Bitcoin.


El 21 de noviembre pasado, durante la reciente Conferencia Bitcoin en El Salvador, de la mano del multimillonario Samson Mow -uno de los más connotados gurús financieros de ese mundo- Nayib Bukele anunció que muy pronto sometería a la aprobación del Congreso cuscatleco una emisión de “bonos Bitcoin” por mil millones de dólares, a diez años plazo. El bono en cuestión será estructurado de manera que la mitad de la captación se invertirá directamente en comprar Bitcoin, “para retenerlo por cinco años” y la otra mitad, para invertirlo en infraestructura. El bono pagará un interés del 6.5% anual, muy por debajo de lo que el mercado tradicional requiere hoy en día para prestarle dinero al gobierno salvadoreño (los bonos salvadoreños tradicionales pagan hoy, nominalmente, más del doble -13.99% en el Bono ES2032), pero a partir del quinto año, el bono ES-BTC2032, empezará a liquidar sus inversiones en la criptomoneda y le dará a los tenedores del bono, la mitad de las ganancias (que especulan serían del orden de al menos, 35% anual, a juzgar –“conservadoramente”- por el “past performance”). De hecho, el modelo “Blockstream” pronostica un precio a término de alrededor de US$ 1 millón por BTC, equivalente a un rendimiento del ¡146% anual!, lo que haría que -si la realidad se acerca a la especulación- la concomitante inversión en infraestructura le saliera gratis a los cuscatlecos...


De esa manera, el astuto plan le permite al gobierno salvadoreño ignorar su poco atractiva realidad financiera (más de 90% de endeudamiento en relación al PIB – Guatemala, por contraste, una tercera parte de eso) y de todas maneras “colocar” sus bonos, en momentos en los que en el mercado tradicional no encuentra quién le quiera prestar para ajustar sus “faltantes de caja” del año entrante (El Salvador no tiene moneda local que pueda “emitir” y ni quiere subir impuestos ni reducir gastos, por lo que la única salida para ajustar ingresos y egresos es tomar dólares en préstamo). Los mercados tradicionales estaban esperando que el FMI pusiera al gobierno salvadoreño “en cintura” (forzándolo a moderar sus políticas fiscales expansivas) antes de prestarle “a tasas castigadas”; pero el anuncio de los “bonos Bitcoin” fue equivalente a “mandar al carajo al FMI” y consiguientemente, los bonos salvadoreños tradicionales “se derrumbaron” en el mercado abierto. La apuesta de Samson Mow es que fondos institucionales que tienen prohibido invertir en Bicoin, pero que están autorizados para asignar una pequeña parte de los fondos de sus carteras a la compra de “bonos soberanos” -aún en calidad “basura”- utilizarán estos bonos salvadoreños como medio indirecto de incursionar en el apetecido mercado de las criptomonedas. Además, dice Mow, “congelar” por cinco años una gruesa cantidad de Bitcoin que no estará circulando, supuestamente pondrá más “presión alcista” sobre el precio del famoso “token” -algo discutible por ser mil millones de dólares una casi insignificante “gota de agua en el mar”, en ese mercado. La apuesta de Bukele va más allá, como revela la oferta de “pasaporte salvadoreño para quienes inviertan más de US$100 mil en esos ‘bonos soberanos’”: el Presidente Millenial está contando con “inversiones de simpatía” de muchos acaudalados “Bitcoin kids”, que con un fervor propio de “cultistas”, se encargarán de apoyar esta primera emisión de “BB’s” (bonos Bitcoin) con sus conocidos excedentes de liquidez, sobre todo si sirve para fundar la fantasiosa “primera Alejandría” (Bitcoin City) de esta nueva “revolución mundial del dinero”...


Si El Salvador logra colocar esta primera emisión de BB’s, efectivamente habrá roto la “camisa de fuerza” que le imponía el no contar con moneda propia y continuará sin cortapisas con su política expansiva de gasto, que hoy por hoy, ha llevado a su Banco Central de Reserva (BCRES) a pronosticar un crecimiento del PIB de más de 9% para este año, con un nivel de desempleo -envidia de sus vecinos- de sólo 6.4% y en camino a cerrar el 2021 en 5.3%. La lógica subyacente es que la ganancia de capital de sus reservas colocará a El Salvador en una trayectoria de crecimiento económico de dos dígitos. Eso mismo lo hará menos susceptible de presiones financieras internacionales por razones políticas y aún más popular internamente. Tan confiado está Bukele de su apuesta, que aunque hasta la fecha sólo ha invertido menos del 2% de las reservas de su país en BTC, al terminar esta primera colocación, esta posición sumará más del 15% de las reservas salvadoreñas (a precios de adquisición del BTC). De hecho, cuando durante el fin de semana “cayó” de nuevo el precio del BTC por debajo de los US$50 mil, Bukele ordenó comprar 150 bitcoins a US$48,670 la unidad, presumiendo “por Twitter” -en inglés- que El Salvador “compró la caída” y maldiciendo que “perdieron ‘el fondo’ por siete minutos”. Todo esto es posible, no hay que olvidarlo, porque “el Norte industrializado” ha emitido grandes volúmenes de moneda fiduciaria que están presionando -y seguirán presionando- al Bitcoin, anti-inflacionario por diseño, al alza. El Departamento del Tesoro Norteamericano y la Reserva Federal de los EEUU -por ejemplo- ya aceptaron públicamente que el re-surgimiento de la inflación “ha dejado de ser temporal” y la realidad es que los límites de la “Moderna Teoría del Dinero” (MMT) están siendo puestos a prueba. Aunque sea perturbador para el sistema financiero tradicional, el Bitcoin va camino, rápidamente, a ser sustituto del oro como "compensador de última instancia", por sus características implícitas. Con la emisión de moneda “fiduciaria-estatal” desenfrenada en todo el mundo, es casi inevitable que el BTC suba mucho de valor y cobre -de facto- esa controversial -y hasta odiada- pero aparentemente inexorable condición de incontrolable compensador internacional...


En el siglo XVI, Carlos V de Hasburgo encontró en los préstamos de Jacob Fugger la salvación temporal de su sobre-extendida corona... pero a la postre, quebró al Estado Español, que desde entonces empezó a dejar de ser potencia mundial. A través del mago financiero Samson Mow, Bukele parece haber encontrado el “salvavidas financiero” que su gobierno necesita urgentemente. Con ese financiamiento no-convencional, podrá continuar su rol disruptivo en la región. A cambio, Mow busca que al menos “otros diez países” tomen la idea y entonces sí -congelando mayor proporción de la oferta- presionen el precio del BTC al alza, haciendo del proceso hacia un nuevo y crecientemente valioso oro digital, “una profecía autocumplida”. Pero no hay acción sin reacción. Falta ver cómo reacciona finalmente el mercado y la banca central del primer mundo. La apuesta no carece de riesgos, pero paradójicamente, su debilidad no está en su parte especulativa, sino en asuntos más pedestres: (i) la “colocación” podría fallar, si una combinación de acciones punitivas y regulaciones del “establishment tradicional” logra desincentivar la compra de los BB’s (aunque sorprendido por la celeridad de los acontecimientos, “el club del FMI” no parece que podrá reaccionar a tiempo); (ii) la misma omni-presencia del BTC en la dolarizada economía salvadoreña, contribuirá a erosionar la base fiscal cuscatleca, ya de por sí insuficiente para el actual ritmo macro-económico de su gobierno, pues el talante libertario de los cripto-usuarios es proclive a la elusión tributaria; asunto que puede tornarse particularmente grave, “si falla la colocación”; y (iii) todas estas acrobacias financieras son insuficientes para compensar lo que el “Tío Sam” percibe como el creciente talante autoritario de Bukele, a quien como a otros gobernantes de la región, “está poniendo en la mira” de futuras medidas punitivas, más allá de no invitarlo a simbólicas “fiestas democráticas” (ya hay un senador hablando de retirar países del área de los tratados comerciales vigentes, por ejemplo)...


¡Ahh...! Pero si “les suena la flauta” a Mow y al Presidente Millenial, el sueño es que El Salvador será “un nuevo Singapur” en el centro de las Américas y Bukele un nuevo “Rey Midas” tropical... Por de pronto, lo cierto es que “la moneda está dando vueltas en el aire” y el pueblo salvadoreño -y todos los curiosos del mundo- esperan ansiosos a descubrir si al caer a tierra, la apuesta de Bukele sale cara... ¡o cruz!


"Publicado en la sección de Opinión de elPeriódico el 7 de Diciembre de 2021"

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