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  • Foto del escritorCiudadano Toriello

Ahorrémonos otro naufragio nacional

“TANTO VA EL CÁNTARO AL AGUA, QUE AL FIN, SE ROMPE.” – Refrán popular.


La encuesta de Prensa Libre publicada la semana pasada, tras alborotar el hormiguero, vino a demostrar tres cosas: (i) que el desencantado electorado guatemalteco ya no se traga el cuento del régimen y anda buscando un cambio; (ii) que en esa búsqueda, el pueblo es capaz de repetir errores colectivos que ya cometió, como cuando eligió a aquel otro “outsider”, el que decía que no era “ni corrupto, ni ladrón”; y (iii) que el poder de incidir en el talante público que tienen “las encuestas serias” aún puede levantar grandes pasiones... Pero vamos por pasos:


La principal novedad que develó la encuesta de la firma Pro-Datos es que pese a una multimillonaria inversión en “mercadeo político”, dos de las tres “caras” de la troika oficial, “no han jalado”. Meme nunca “levantó”, y sigue en la contienda sólo como resultado del terror de Timo Chenko y Suguelito a perder poder y de su casi inagotable fuente de dineros malhabidos y “naipes bajo la manga”. Pero el caso de Sury -peor aún- es el de una caída estrepitosa, del primero al cuarto lugar, sin siquiera llegar a un porcentaje de dos dígitos en la intención de voto. Eso complica mucho su campaña, que desde el principio tuvo que lidiar con la tacañez del “club empresarial”, hoy tan desencantado y desmotivado a participar en la política partidista, como el electorado en general y poco convencido, además, del “pegue” popular (¿?) de la diva. Podría decirse que esta encuesta, dirigida por el respetado fundador de la firma, Edgar Monzón, le ha dado un “golpe mortal” a la campaña de Sury (salvo que le metan a Pineda una “zancadilla” como la que le metieron a Roberto Arzú). Zandra, por otra parte, confirma la consistencia de “su voto duro”, tal como la gerontocracia del “club militar” había venido pronosticando y le deja a sus oponentes sólo el consuelo de su quizá aún más duro “anti-voto”. La encuesta también revela que Mulet “está estancado” y que, quizá por una percibida inclinación a ser demasiado contemporizador con el régimen, ya no ha evidenciado “tendencia ascendente” (¿otro “cuete quemado”?). Tema que también llama la atención, es que a Villacorta la encuesta referida lo coloca en séptimo, en vez de quinto o mejor lugar (como aparece en otras encuestas), asunto al que me referiré más adelante. Y por supuesto, la mayor novedad del momento: arrebatando el cetro de “la vieja política” de manera estelar, el fenómeno Carlos Pineda, concentrando el favor de uno de cada cinco encuestados, en la intención de voto...


Todo lo anterior se resume en que “si no nos ponemos las pilas”, nos espera una segunda vuelta en la que tendremos que escoger entre Pineda y Zandra... es decir, como en una pesadilla, “entre el cáncer y el sida”. De la “abrasiva” ex guerrillera no hay mucha novedad que contar, baste recordar sus viajes a Venezuela, para expresar solidaridad y “aprender mañas” de Chávez, Maduro y Compañía; o la forma en que logró escapar “milagrosamente” de la cancelación de su partido y de su persecusión penal, pese a la grotesca forma en que incurrió en “financiamiento electoral ilegal”; y su paso por el poder de facto y otras “relaciones peligrosas” y legalmente cuestionables. Su obsesión por el poder y su falta de escrúpulos son ampliamente conocidos entre el electorado consciente, y por eso, “la dureza” de su “anti-voto”. El caso de Pineda es diferente: como hizo Bukele al principio de su carrera por la Presidencia, el personaje “del lapicito” ha venido desarrollando una relación de “influencer” con sus cada vez más numerosos seguidores, desde hace un par de años. Les ha explicado en “videos cortos” cómo vuela un avión, cómo criar pollos, o cómo inyectarse una vacuna o un antibiótico en la nalga, sin ayuda alguna. Esa comunicación, apolítica, entre el “influencer” y su público, se vuelve, sicológicamente, una “amistad virtual”, una imaginaria relación de confianza. Al traducirlo al ámbito político, esos seguidores de Pineda son el equivalente de “los fans” que tenía Jimmy Morales por su programa televisivo y son una gran plataforma de despegue para una campaña. Pero, evidentemente, hasta ahí llega lo positivo. La inevitable fuente de dudas es la trayectoria y el desempeño político del personaje. De una familia que de ser parte “de la seguridad de Arana” pasó, vía (según reportes periodísticos) “el control” de las aduanas del nororiente, a ser una de finqueros y agro-empresarios, él presume, a la Trump, de “su éxito”, de su helicóptero y de su avioneta privada, entre otras “virtudes”. Pero ya Prensa Libre nos advirtió que, entre otras linduras, iba a ser el vicepresidenciable de Mario Estrada, hace cuatro años, asunto que se vio frustrado cuando el pasado presidenciable de la UCN fue atrapado por la DEA por intentar contratar sicarios para matar a Thelma Aldana y a otros rivales políticos, entre otras “bellezas” de las que se le acusa en los EEUU. Después, Pineda “coqueteó” con los hijos de Baldizón, hasta que el mero mero petenero logró “salir del bote”, se le alborotó de nuevo la cabeza y... “se acabó el amor”. Terminó “pidiéndole jalón” al Partido Prosperidad Ciudadana, el mismo que nos dio al diputado del “cajonazo de los Q30 millones al INSIVUMEH”, entidad que es evidente refugio de personajes corruptos y con presuntos “vínculos al narco”; todo visto con preocupación y desdén, entre otros, por los del Norte, que lo tienen “sin visa”. “Dime con quién andas y te diré quién eres”...


La memorable encuesta, por otra parte, es de lo mejorcito que produce nuestro medio porque ha sido comisionada abiertamente por una entidad de prensa independiente, hecha por una firma conocida y apegándose formalmente a los métodos técnicamente aceptados a nivel internacional. Hay otras encuestas que circulan en las redes, pero nada -público, al menos- de este nivel. Ojalá hubiesen muchas más encuestas de este tipo, y con una frecuencia, a estas alturas, semanal. Pero lo que hay es lo que hay y es mejor que nada. Lo cual no quiere decir que sea una encuesta perfecta, ni inmune a las presiones abiertas o solapadas a las que todos estos instrumentos están sometidos en el lugar y momento que estamos viviendo los chapines. Como ya he explicado en estas páginas, y con base en mi contacto con este tipo de estudios de opinión durante mi ya larga vida, la forma de incidir eficazmente en el universo observado no se da en las “encuestas finales” (donde está en juego la reputación como vaticinador del encuestador), sino en las “previas”. La manipulación, si se dá, no puede ser “burda”, tiene que ser sutil. Su motivación está basada en un principio aplicable a la física cuántica, a la sicología penal y por supuesto, a “los estudios de opinión”: “el mismo acto de observación cambia la naturaleza de lo observado”. En ese contexto, unos puntitos, por ejemplo, se pueden “pasar” de aquí hacia allá, en las áreas menos notorias, “sin que arda Troya”. Algo que haga aparecer, digamos, a quien está en el quinto o sexto lugar, en el séptimo. Este escenario (hipotético, pero no imposible), hizo sobrereaccionar, de forma lamentable, a Manuel Villacorta, tras la publicación de la encuesta. Y también provocó la reacción hepática de otro personaje público, Mario Antonio Sandoval, quien se sintió aludido, después. Parece que “las malas vibras” entre Villacorta y Sandoval vienen de mucho tiempo atrás, de un incidente en el que las expectativas de doña Tere de Zarco para incidir en los nombramientos del servicio exterior del gobierno de Alvaro Arzú se vieron frustradas, con el saldo, entre otros, de que el Embajador de Guatemala en Israel resultó ser Villacorta y nunca hubo un Embajador Sandoval. Yo lamento este afloramiento de rencillas mutuas (tan común en Guatemala), pues en este momento de angustia nacional la Patria necesita tanto de un desempeño consecuente de la prensa independiente, como de un candidato que pueda aglutinar “el voto de protesta de la sociedad”, como Manuel Villacorta. Por eso, espero que este muy inconveniente zipizape entre dos connotados ciudadanos quede ahí y no se exacerbe más...


Lo que me lleva a la reflexión final de este artículo. Guatemala está en una encrucijada en la que es posible dar un viraje histórico. La encuesta revela, fundamentalmente, que el electorado busca un cambio. Cosa que en el caso de la Presidencia, no se logrará con el voto “mulo”, digo nulo. Como son las cosas en la estructura socio-política de Guatemala, el 15% de electores de terco pensamiento ultraconservador, que no puede ni pensar en una Presidencia de Zandra, se subirá cínicamente (sorry, Sury) al fenómeno Pineda, “porque alguien que es dueño de un helicóptero, no puede ser comunista, vos”. Y entonces, repetiremos “lo de Jimmy”: es decir, “más de lo mismo”, con corrupción galopante, desinstitucionalización republicana real, problemática social crecientemente degradada, etc. O, cansado el pueblo de tanta payasada, decidirá que a Zandra, por su terca insistencia, “ya le toca”, con todo lo que ello significa e implica...


Ahí es donde entra usted, ciudadano. La estructura informal de liderazgo de la Nación, existe y usted forma parte de ella. Es la que realmente le da forma a la opinión pública. Puede crear opinión, cuando converge hacia conclusiones compartidas. Si la oposición a este impasse histórico entre las minorías que quieren que las cosas no cambien y las que quieren “salvarnos” con el reparto de lo ajeno converge en un frente común, Guatemala dará un viraje hacia un futuro mejor. Si seguimos dividos, por otra parte, nos espera otro desastre nacional. De lo que hay, sólo Villacorta tiene no sólo la posibilidad, sino el carácter, necesarios para hacerle frente a lo que de otra manera se pinta como un inminente suicidio cívico colectivo. De hacer realidad aquello de que “caballo que alcanza, gana”. Haga usted su parte, ciudadano. Que no lo asusten “con el petate del muerto”. Villacorta sí tiene alta sensibilidad social (¡bienvenida!), pero también suficiente experiencia como para “no matar a la gallina de los huevos de oro”. Siendo empresario, cree en el empresariado socialmente responsable. No es “el chairo” que, por conveniencia, le pintan. Convenza a su entorno social de la necesidad de que pongamos a un gobierno decente, que nos retorne al Estado de Derecho y a la auténtica legalidad. Que nos de, a todos los moderados, esperanza de futuro. Que sea un gobierno de transición, no otra monarquía aldeana, acotado por compromisos públicos creíbles. No le hagamos el juego al régimen dispersando el voto opositor. No se confunda: no hay otra opción realmente viable, “no gastemos pólvora en zanates”. Pongamos a Villacorta en la Presidencia. Ahorrémonos otro gran naufragio nacional...


"Publicado en la sección de Opinión de elPeriódico el 8 de Mayo de 2023"


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