“Siendo que a veces hasta nuestros sentidos nos traicionan, es de seres racionales suponer que nada es necesariamente lo que parece.” – René Descartes (Francia, 1,596-1,650).
El “escepticismo cartesiano”, o partir de la duda como método, es la actitud que postuló Descartes, uno de los más prolíficos “niños terribles” del tránsito entre el Renacimiento y la Ilustración francesa, como guía para pisar firme en búsqueda de la verdad. El pasado jueves 11 de julio, nuestro flamante Tribunal Supremo Electoral (TSE), tras despertar razonables sospechas públicas acerca de sus intenciones, su capacidad y sus procedimientos, publicó, casi un mes después de celebrados los comicios del 16 de junio y sin cumplir su ofrecimiento de completar una “revisión pública” de las actas de las Juntas Receptoras de Votos (JRV), los “resultados oficiales” de la elección. Hizo esto mediante un comunicado de su Secretaría General en donde “declara la validez de la elección a diputados al Congreso de la República”, sin acompañarlo de un Acuerdo legalmente vinculante, firmado por todos los magistrados y sin acceso al listado en su cuenta oficial de “twitter” (@TSEGuatemala). A estas alturas, muchos aceptan que las numerosas y evidentes “irregularidades” y “anomalías” que reportaron diversos observadores, probablemente no incidieron lo suficiente como para cambiar a “los finalistas” que competirán “en segunda vuelta” por la Presidencia de la República, pero subsisten muchas dudas acerca del efecto que tuvieron en la adjudicación de curules del Congreso y en los cargos Municipales, donde se concentraron las incidencias que levantan más sospechas. Las dudas subsisten por muchas razones, entre las que destacan que (i) no publicaron con cuántos votos fueron adjudicadas las curules, ni (ii) qué pasó con el 3% de actas cuyas imágenes no publicó el TSE y (iii) la falta de una auditoría externa, que satisfaga a la mayoría de los ciudadanos, en torno a la supuesta manipulación de las copias de las actas que se utilizaron para contabilizar los votos en el sistema de “resultados preliminares”. El TSE recurrió al “cansancio postelectoral” y a la premura por “entrarle” al balotaje, para ignorar de facto las protestas ciudadanas y así lograr que “se de por sentado” su veredicto “oficial”. Esto es sumamente grave, pues tras décadas de confianza ciudadana en nuestro sistema electoral, ahora hay dudas razonables que comprometen la legitimidad misma de nuestra futura administración pública…
Para el ciudadano consciente y responsable, el asunto se complica aún más porque las prioridades ciudadanas en este momento son (1) que no se consume la posible imposición de una tiranía de partido; y (2) que el partido que gane la segunda vuelta se percate desde ya de que la ciudadanía está perdiendo la paciencia en torno a los desplantes dictatoriales y a la generalizada corrupción. Pareciera que frente a esos desafíos, no hay tiempo para preocuparse por nuestro reciente desastre electoral, pero es todo lo contrario: urge, antes que nada, hacer valer la soberanía del pueblo (el respeto a su decisión expresada en las urnas) para lograr los objetivos arriba apuntados. Tenemos que tener certeza de que no puede consumarse impunemente un fraude (sí, dicho con todas las letras), para que en “la segunda vuelta” sea la voluntad popular la que realmente elija al nuevo o la nueva Presidente. Tenemos, también, que enviar el mensaje de que quien quiera que sea el nuevo Presidente, sepa desde ya que es nuestro mandatario, que lo vamos a poner allí, o nó, con nuestro voto, los ciudadanos, en quienes reside, en última instancia, la soberanía. Que ninguno de los dos aspirantes olviden que ella, “en primera vuelta”, sólo consiguió el 11% de los votos de quienes tenemos DPI y él, el 6%; que aún necesitan persuadirnos de sus merecimientos…
Por lo anterior, lo insto a usted, ciudadano, a participar en el movimiento del “#Fiscal_Digital” (https://fiscaldigital.ceiba.io), iniciativa de un grupo de discretos voluntarios que han creado un instrumento público de auditoria ciudadana, cuyo software está publicado en internet, para que cualquiera lo pueda verificar y mejorar. Para participar, se le invita a usted a digitar, personalmente, los datos de tantas actas como pueda. En el sitio le aparecerán “imágenes” de copias de actas (las que forman el 97% de actas que el TSE, bajo presión pública y a través de su Departamento de Informática, entregó a los fiscales de los partidos, “firmada electrónicamente” con hash SHA1, el viernes 21 de junio). Un ciudadano voluntario puede revisar en una hora, entre 30 y 50 actas y la idea es que los ciudadanos patrióticos le dediquen un par de horas a esta tarea cívica, de manera que podamos contar con ciudadanos que revisen, en promedio, digamos, unas 100 actas cada uno. En estos momentos, el movimiento está auditando la asignación de curules en el Congreso, para lo cual necesitamos digitar unas veintiún mil actas, hasta unas cinco veces, cada acta. O sea que (a razón de cien actas por voluntario) necesitaríamos que unos MIL CIUDADANOS VOLUNTARIOS, desde sus computadoras personales, le dediquen un par de horas a su Patria, para verificar que el TSE “no nos hizo de chivo los tamales” en la asignación de curules. Si los resultados auditados por ciudadanos voluntarios y anónimos coinciden con el veredicto del TSE, pues aceptaremos que aunque tarde y casi a regañadientes, nuestros magistrados cumplieron sus obligaciones y nos habremos preparado para auditar masivamente, y en tiempo real, “la segunda vuelta” (para lo cual nos aseguraremos de presionar cívicamente para que el 11 de agosto la ciudadanía cuente con fotos auténticas de los originales de las actas de las JRV). Si la auditoría ciudadana conduce a significativas diferencias, por otra parte, proseguiremos con la verificación de los otros cargos de elección popular, y las autoridades responsables tendrán muchas explicaciones que dar…
Guatemala es tierra que siempre sorprende, con sus miserias y sus grandezas. El guatemalteco de bien, que constituye mayoría, es talentoso y bien intencionado y en esta ocasión vamos a demostrarlo una vez más. Esta inédita herramienta ciudadana, bien aprovechada, puede darle una lección histórica a las siguientes generaciones y al mundo. No eche en saco roto el contenido de este artículo. Cuéntele a sus amigos y parientes, contribuya a este movimiento ciudadano. Usted mismo, dedíquele un par de horas tranquilas a la defensa de la República, no vaya a ser que mañana tengamos que dedicarle años de intranquilidad al rescate de nuestras libertades más elementales. No olvide: cada pueblo tiene el gobierno que merece. Los ciudadanos conscientes aún pueden hacer gran diferencia… ¡Viva la República de Guatemala!
"Publicado en la sección de Opinión de elPeriodico el 16 de julio 2019"
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