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Numerología electoral preliminar

Foto del escritor: Ciudadano TorielloCiudadano Toriello

“La política es el arte de lo posible, de lo alcanzable; el arte de ´lo que sigue a lo mejor´ ” – Otto von Bismark (1815-1898). Conservador autocrático, Bismark unificó al Estado Alemán (1871) al tiempo que inició las primeras “guerras culturales” en Occidente. Para combatir inteligentemente a los socialistas, no obstante, fue el precursor de las políticas del Estado de Bienestar en Europa.


El doctor Timo Chenko dice que el pelón que habla inglés, promoviendo “el indigenismo”, lo quiere “derrocar”. Pero no sonría, ciudadano, los gringos no nos harán el favor. Tendremos que hacerlo nosotros, en las urnas, en las próximas elecciones. Los apologistas y corifeos de este admirador tropical de Mr. Trump -nuestros ultraconservadores de tendencias fascistoides- se han sumado ya a su amenaza de “echar a la AID” (y mejor si “a todo el G13”), en “defensa de la soberanía”, mientras simultánea y reveladoramente ¡mantienen a la ciudadanía en la oscuridad acerca de cómo es que se están gestionando los legítimos derechos de Guatemala en el caso de Belice! Y digo que tendremos que derrocarlo nosotros, en las urnas, porque hace rato que Timo Chenko viene preparando el tamal de una amañada sucesión presidencial para que a cambio de preservar al régimen, él pueda contar con alguien (que como lo ha sido él para aquel que decía que no era “ni corrupto ni ladrón”), de veras, sea alguien que “le cuide las espaldas”. Porque hasta este inverosímil “líder de los valores de la familia” (!) se percata de que, a más tardar, en enero del 2024, “el 14 a las 14”, saldrá del Guacamolón. Está tan desesperado -disparándose en el pie un día sí y el otro también- porque sospecha que como en el caso del ex Presidente hondureño (el tristemente célebre JOH), los gringos no quieren realmente derrocarlo, sino que tras esperar pacientemente a que termine su fenecible investidura, lo que si intentarán es, después, “meterlo al bote”. Razón adicional, por cierto, para tener una CC “alineada” que garantice que nunca se vaya a invalidar la “inmunidad” (¿o impunidad?) que automáticamente se le concede a los ex presidentes guatemaltecos en el PARLACEN. Ese evidente empeño por victimizarse y despertar pasiones “nacionalistas” se apoya también en una élite miope, que como tantas veces en nuestra Historia, apuntala a un aliado incómodo (como lo hizo, a regañadientes, con “el indio” Carrera, en tiempos del Clan Aycinena) porque en el corto plazo pareciera ser bueno para sus intereses. Las evidencias “visibles” de problemas legales en el horizonte son abundantes: un “nido de amor” en las faldas del volcán, con todo y carretera asfaltada, hecha con fondos estatales; la compra de la peor vacuna del mercado, al doble de precio, pagada por adelantado mediante ilegal y contradictorio “contrato público secreto” (y después desperdiciada irresponsablemente con grave impacto para nuestro exiguo erario ¡sin nadie aún en el bote!); el inexplicable y súbito enriquecimiento de “su Guelito” y su peculiar círculo de “amigos”, ahora flamante “empresario” inmobiliario y otras hierbas; sus “confianzas” con “los Huistas” y con los hoy desacreditados oligarcas “putinianos” de la “trama rusa”; la “alfombra”, las “tamaletas” del Ministro Benito, el silenciamiento del “testigo A”; su tolerancia con el dócil diputado del “cajonazo” en el INSIVUMEH; y para rematar, su persecución a todos los fiscales que intentaron aclarar legalmente los casos (dizque “por chairos”), más el hostigamiento a la prensa independiente que ha venido contribuyendo a revelar públicamente todos estos desmanes...


Pero no son sólo los berrinches y abusos del doctor. Aquí, con el silencio cómplice de buena parte de la élite empresarial, la corrupción ha hecho metástasis. Por eso es inevitable conjeturar que lo que aún no ha salido a la superficie, es peor. Que no se trata sólo de derrocar a Timo Chenko, sino a este régimen de “corrupción hecha institución”. En el perverso entorno que genera esa alianza entre cierta parte de la élite y la cleptocracia (la “economía capturada”), se encuentra la clave de la abundancia de dineros malhabidos y la efectiva resistencia a “limpiar” el sistema. Según el economista de origen checo, Harald Waxenecker, de la información oficial que publica el gobierno y otros indicadores públicos, se deduce que entre el 2004 y el 2017, mediante 298 mil contratos estatales adjudicados a empresas privadas, por un monto de ¡Q102 mil millones! en esos 13 años, se “produjeron” aproximadamente Q9,300 millones de “mordidas” y una “utilidad adicional”, para las empresas proveedoras, de aproximadamente Q10,200 millones; o sea un sobrecosto para el contribuyente de aproximadamente Q1,500 millones por año, en la adquisición de bienes y servicios -en muchos casos- de cuestionable utilidad pública. Si asumimos que esas prácticas continuaron al mismo ritmo (sobre todo después de la expulsión de la CICIG, el descabezamiento de la policía que le debemos al “chonte” Enrique Déjenla -a la mafia, la neutralización del MP y el hostigamiento al periodismo de investigación), desde el 2017, el contribuyente chapín ha sido esquilmado con otros ¡mil millones de dólares! Y eso sin contar los impuestos no percibidos correctamente, los subsidios a empresas particulares con fondos del Estado y las regulaciones compradas o bloqueadas, “al gusto del cliente”. Mientras tanto, lo de siempre: las escuelas sin pupitres, los alumnos sin libros, los hospitales sin medicinas, las carreteras -como el país- a paso de tortuga, los agricultores sin acceso a fertilizantes y otros insumos, todas nuestras cuencas -por dejadez de las autoridades- hechas unas cloacas, las extorsiones -y las muertes violentas- a la orden del día, los más vulnerables sin compensadores sociales, los jóvenes escogiendo la huída de este “paraíso desigual”, cada vez más gente sin esperanza... En tres palabras: Guatemala, sin sanar.


Si esa voluble dama llamada “opinión pública” no ha cambiado mucho desde la “primera vuelta” de la pasada elección presidencial, nuestro electorado manifiesta aproximadamente un 15% en ambos extremos del espectro político. Por un lado, están los ultraconservadores neo-aycinenistas que no quieren que nada cambie y que han exhibido un impresionante control de la agenda nacional el 90% del tiempo durante los últimos dos siglos. En la actualidad, tratan de convencer a los demás de que son ellos -con sus corruptas fórmulas autocráticas- “o el comunismo”. Por otro lado, un terco núcleo de radicales neo-leninistas, pese al contundente veredicto de la Historia, insisten en proponer el forzado -e incendiario- “reparto de lo ajeno”; y aprovechando la miseria y el natural resentimiento que produce el actual sistema, proponen “un remedio que es peor que la enfermedad”. A ambos grupos les conviene la polarización de la sociedad y se esfuerzan activamente por exacerbarla. Cada extremo se justifica por la existencia del opuesto, pero curiosamente, en lo fundamental, se parecen: ambos abogan por un liderazgo “fuerte”, por una ortodoxia intolerante y no ocultan su simpatía por la militarización -abierta o solapada- de la sociedad. Eso ha llevado al curioso espectáculo de que ambos grupos, con razonamientos distintos, ¡defienden a Putin! No cabe duda: “los extremos se tocan”...


El otro 70% del electorado, que es fundamentalmente moderado, es hábilmente manipulado por los neo-aycinenistas mediante el ocultamiento de la información, la diseminación de temores, la limitación de las opciones reales y la atomización de la oposición. Así, llegamos al “Plan A” del régimen para continuar en el poder: Ofrecen a Zury, su candidata “natural”, a sabiendas de que “su voto duro” es insuficiente; por eso “Blanca Nieves” debe aparecer en el tinglado rodeada de “los siete enanos”, que dividan eficazmente a la oposición. Simultáneamente, la contraponen a Sandra, “el petate del muerto”, para “gozar” de su “contra-voto” en “la segunda vuelta”. Este Plan A se ve adicionalmente favorecido con la presencia de Telma, de CODECA, pues eso divide el voto de la izquierda y en el peor de los casos, de todas maneras, Sandra es “comadre hablada”. Pero como Timo Chenko ya anda paranoico, hay indicios de que no está seguro de que las doñas vayan a ser tan consecuentes con él, como él con “Jimmy”. Consiguientemente, ya hay un “Plan B”, en el que “el meme” Conde, paniaguado en su momento de Serrucho, es el potencial abanderado alterno del régimen. Esto, dicen las malas lenguas, desde que Zury le reclamó a Suguelito el incumplimiento de promesas hechas a su quinto marido, el petrolero texano, a quien, según algunos conocedores del tema, ya le deberían haber cancelado su concesión extractiva por el impago de los impuestos respectivos. Así que ahora andan entre que “no te dejo participar por impedimento constitucional” y “el Negro Conde no levanta”. El acuerdo con Sandra también sufre de la paranoia presidencial porque a estas alturas “la doña” -por estrategia electoral- ya debiera haberse distanciado públicamente (eso sí, “compadre hablado”) de Timo Chenko, pero el doctor exige seguridades que aún no encuentra. Allí también se ha blandido la amenaza de “te cierro el partido, por múltiples irregularidades”. Pero los confidentes del doctor le tienen malas noticias: no sólo -y pese a los ¡siete mil millones de quetzales! que se acaban de recetar para repartir en la campaña- “el Negro no levanta”, sino que sus encuestas (¿?) aducen que “las doñas” tienen, hoy por hoy, 24 y 36% de la intención de voto... ¡Otro día le cuento el “Plan C”!


Estamos, pues, frente a un régimen impopular, repudiado intensamente por los “ciudadanos de a pie” y adversado por la prensa independiente y por la comunidad internacional que cuenta. Y aunque tienen todo el dinero mal habido del mundo, están divididos en su cúpula. Así que no me diga, ciudadano, que todo está perdido. Que contra este régimen no se puede. Necesitamos encontrar en este sistema tramposo, los mecanismos para articular un rescate de la auténtica República Democrática, que hoy es sólo una democracia de fachada. Imposible no es: el 70% del electorado, que es moderado pese a las adversidades que enfrenta, ansía una ruta esperanzadora hacia una sociedad próspera, moderna e incluyente. Hay que construirle esa opción. Recuerde: el voto es secreto. Con esa convicción, un grupo de ciudadanos estamos acercándonos a partidos ya inscritos, tanto a la izquierda como a la derecha del centro político, para establecer una estrategia de resistencia al dominio de la Cleptocracia. La estructura informal de liderazgo de la sociedad debe actuar, utilizando el efectivo procedimiento del mensaje de boca a boca. Empecemos por concientizar al electorado de que un futuro promisorio implica negarle el voto a las tres doñas: a Sury, a Zandra y a la representante de CODECA. En los próximos meses, el 70% irá identificando quién resulta ser el más efectivo porta-estandarte del futuro de Guatemala...


"Publicado en la sección de Opinión de elPeriódico el 31 de Mayo de 2022"


 
 
 

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