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  • Foto del escritorCiudadano Toriello

La necesaria flexibilización del Contragolpe Cívico

“Aujourd’hui le trone et demain, les fers (Hoy el trono y mañana, las cadenas).” – José Cecilio del Valle (1780-1834), en una carta de 1831 en la que le comentaba al autor holandés Jacobo Hacfkens (1789-1858) la naturaleza de la vida política en Guatemala.


Con la hipocresía y el cinismo que lo caracterizan, Alejandro Giammattei dirigió hace poco un mensaje, pre-grabado y cuidadosamente editado, a la población guatemalteca. En “cadena nacional”, justo antes de que vándalos infiltrados en una manifestación en el Parque Central hicieran destrozos frente a la Policía y las cámaras, por fin, “dio la cara” en medio de esta crisis histórica. Aparentemente bajo la influencia de algún fármaco estimulante y con “el audio” de su mensaje a mayor volumen y velocidad de lo normal, la intención de su alocución parecía ser transmitir una engañosa sensación de seguridad de su parte. Dijo que los actuales sufrimientos de los guatemaltecos estaban siendo causados por el Presidente recién electo por su insistencia en un -para Giammattei inexistente- golpe de Estado en marcha. Que “la convocatoria” del Presidente Electo a protestar en contra del presunto golpe era lo que estaba causando graves perjuicios a la población. Sus corifeos -por diversos medios- complementaron ese mensaje poco después con esta patraña dizque justificatoria de lo que está por venir: todo este caos se ha montado “por los chairos” para “evitar que -a Arévalo y a su partido- los investiguen”; así que “deben ser culpables”, pues “quien nada debe, nada teme”. Mintió, como le resulta natural y le es habitual, aplaudido por el puñado de sicofantes que lo rodean y con la cómplice aquiescencia de quienes, a cómoda distancia, realmente prefieren a estos gobernantes rufianes -o a otros muy parecidos- que al inminente gobierno dizque “comunista” del Tío Bernie. Pero Timo Chenko -y sus cómplices- ya no engañan a nadie: sí existe un golpe de Estado en marcha, sólo que es un golpe -hasta ahora- fracasado. Las intenciones de los golpistas -por más que disimulen- son obvias, gravemente ambiciosas y no pueden desestimarse: con la excusa de que todo se trata de la renuencia del Presidente Electo a ser investigado por anomalías en la formación de su partido y dizque porque no quiere que se revele que su elección se debe a “un sofisticado fraude electoral” impuesto “por extranjeros”, se preparan para utilizar -contra viento y marea- todo el cooptado andamiaje institucional para que el indisputable ganador de las elecciones no pueda asumir el poder el próximo 14 de enero, pues para ellos, eso es un riesgo existencial.


Sin embargo, el pueblo de Guatemala nos ha sorprendido una vez más. Así como logró “jugarle la vuelta” a la trampa que nos llevaba a tener que escoger “al menos peor”, al “colar” a un inesperado Bernardo Arévalo a segunda vuelta; y después, así como burló al régimen otra vez al lograr elegirlo en la segunda, pese a todo el dinero malhabido que se volcó a favor de “la doña” en forma de acarreos, sobornos y burdas compras de votos; ahora, la mayoría del pueblo -espontáneamente- se rebeló abierta e inesperadamente en contra de los últimos abusos del gobierno. Otro “cisne negro” que le dará, a más de un magistrado, horas de insomnio...


Inspiradas por un histórico despliegue del liderazgo indígena, las últimas protestas, incluyendo a los “bloqueos”, han sido parte de una reacción visceral, multi-facética y muy poco controlable, de diversos grupos de ciudadanos indignados por los intentos gubernamentales de desconocer el veredicto del electorado en las últimas elecciones. Se trata de una espontánea defensa de la regla básica de toda Democracia: no se puede gobernar sin el consentimiento expreso de la mayoría de los gobernados. Por esa misma razón, otros pueblos, en otros tiempos y en otras latitudes, hasta se han alzado en armas. Aquí, el noble pueblo guatemalteco ha decidido expresar su rechazo al golpe -por ahora- con manifestaciones pacíficas y sí, también con “bloqueos”, para presionar a un gobierno mafioso y ladrón e impedir que dé -sin consecuencia alguna para los culpables- un zarpazo más en contra de la voluntad popular; lo que nos condenaría a seguir sufriendo, muchos años más, bajo la dictadura corporativa de esa “federación de mafias” a la que el pueblo ha bautizado, correctamente, como “el pacto de corruptos”; ese que nos tiene sin hospitales, sin escuelas, sin seguridad y sin futuro. El pueblo intuye -atinadamente- que el plan golpista es declarar, la semana que está por empezar, que -como resultado de “las investigaciones” de la Comosiama y su fiel escribano Curruchiche- es necesario “repetir” las elecciones, desconociendo que el pueblo -de manera consciente y legítima- ya escogió. Por eso, Timo Chenko siempre encontrará como “justificar legalmente” el no acceder a la remoción de la Fiscal General y sus adláteres y para ello pretende utilizar -además de los recursos estatales que todavía le permiten atrincherarse- el prevaricato de todas nuestras cooptadas “altas cortes” y el agresivo apoyo político de nuestros minoritarios, pero habituales y rábidos, “anticomunistas”.


Queda claro ya que Timo Chenko no accederá a las más recientes demandas ciudadanas porque calcula que puede absorver los costos de la presión (tiene helicópteros, hombres en armas y mucho dinero) y porque cree que puede trasladárselos al Presidente Electo y a sus partidarios, en lo que avanza su maquinación golpista. Por eso, por ejemplo, maquiavélicamente conspira para aumentar el malestar social, como lo ha estado intentando con la artificial escasez de agua en la capital que le achaca a los “bochincheros” (pese a que la fársica “toma” del Xayá-Pixcayá se ha llevado a cabo por sus camuflados simpatizantes). O permitiendo que “los guaruras” de varios narco-alcaldes disuelvan “a plomazos”, impunemente, algunos bloqueos; mientras en otros, infiltra a mareros a sueldo, para que “pidan mordida” y hagan desmanes. Y financiando a “net-centers”, para que sigan polarizando a la ciudadanía, destacando los efectos negativos de los bloqueos, en particular, “para los pobres”. Todo para que la población se desespere y deje de apoyar al “bochinchero” Presidente Electo y “se allane” a su golpe. Pretende todavía, “tras demostrar paciencia”, “poner orden” y así aparecer como “salvador” en medio del caos; saliendo de su atroz gobierno, “en caballo blanco”. Le apuesta -también- a que él puede resistir más tiempo que el pueblo. No logra plenamente su objetivo, pero hace mella...


Por eso, se hace necesario hacerle cambios a la estrategia de la resistencia. A sabiendas de que las manifestaciones y bloqueos no responden a ningún comando unificado y que así como no hubo una “convocatoria única”, tampoco habrá quien pueda “ordenar” un repliegue generalizado, la estructura informal de liderazgo de la Nación debe propiciar la discusión inteligente de cómo encarar las cambiantes circunstancias. Para no “dispararse en el pie” -castigando innecesaria e impopularmente a gruesos sectores sociales- y para no generarle más evitables “anticuerpos” a la defensa de la Democracia. Hay que hacer como los rusos, cuando los invadió Napoleón: no darle frente a su mejor pertrechado ejército, replegarse tras quemar el alimento y los techos, para que al invasor lo termine derrotando el hambre y el frío del invierno...


En términos concretos, para mejorar la relación costo/beneficio de los bloqueos, éstos deben “flexibilizarse”: (i) no deben “darle frente” ni a las fuerzas de seguridad del gobierno, ni a los guaruras de los caciques regionales (simplemente retirarse, para volver después, en el mismo o en otro lugar equivalente); (ii) volverse “porosos” (dejar pasar no sólo a las ambulancias, sino a los vehículos particulares y a los camiones no expresamente vetados), para que la población en general no se desabastezca ni se desespere; y (iii) “ablandarse” o “endurecerse” según vayan variando las circunstancias; hasta retirarse definitivamente, cuando haya quedado derrotado el golpe. Todo esto mantendrá la presión sobre el combo golpista, sin indisponer a la resistencia democrática con el grueso de la población. Y no hay que perder de vista que las circunstancias -y el tiempo- están contra los golpistas: (a) no controlan a la opinión pública; se ven forzados a potenciar onerosamente a sus net-centers y a estimular a sus “aliados naturales” (los ultra-conservadores), que son minoría; (b) tienen en contra a toda la comunidad internacional que cuenta, la que apoyará de mil maneras al contragolpe (incluyendo sanciones económicas, retiros de visas y activando mecanismos punitivos en la OEA); y (c) no han logrado convencer al Ejército de involucrarse, pese a sus cada vez más evidentes apelaciones. Esto último se debe a (1) un bienvenido cambio cultural institucional; (2) a la evaluación realista de la relación costo/beneficio de semejante aventura; y (3) a la consciencia de que Timo Chenko va de salida, mientras que el Tío Bernie está por llegar: “muerto el Rey, ¡viva el Rey!”. En todo caso, es de esperar que el futuro Ministro de la Defensa y el futuro Ministro de Gobernación, ya estén enviando los mensajes pertinentes; en el sentido de que las fuerzas de coerción del aparato estatal deben ser fieles, más que a un individuo, ¡fieles a la Constitución!


Guatemala ha desperdiciado varias oportunidades históricas en el pasado. En 1821 permitimos que el pensamiento ultra-conservador nos dejara sin Constitución y sin instituciones republicanas por medio siglo más. A partir de 1871, permitimos que ese mismo pensamiento, disfrazado de “liberal”, falsificara al régimen de propiedad privada, para recetarnos el degradante Capitalismo de Plantación. En 1954, rompimos el hilo constitucional democrático, lo que nos orilló a la discordia y a la confrontación. No permitamos que en el 2023 nos impidan detener la regresión institucional de las últimas tres administraciones, y nos veden la esperanza de una nueva “primavera democrática”. Lo que viene no es el comunismo. Lo que viene es el descarte de un régimen opresivo y ladrón. Lo que viene es la promesa de un capitalismo moderno e incluyente, esculpido democráticamente por un pueblo que se vea realmente representado en sus instituciones. Viene una transformación socio-económica profunda, porque gigantescas inversiones sólo esperan que tengamos un gobierno decente, para materializar en Guatemala la conexión interoceánica, lo que convertirá a este pequeño paisito productor de postres en un centro logístico de talla mundial. ¡No permitamos que nos roben el futuro, ciudadanos!

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2 Comments


Juan Francisco Mollinedo
Juan Francisco Mollinedo
Oct 17, 2023

Interesante y elegante forma de preocuparse por los bloqueos. Es obvio que es la peor debilidad de un movimiento copiado de Chile y Colombia. Me gustaría saber que entiende usted por "capitalismo moderno e incluyente". No había escuchado el concepto antes, habiendo sido profesor de Economía Política.


Saludos


Juan Francisco Mollinedo

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Edgar Acevedo
Edgar Acevedo
Oct 16, 2023

Lionel, y no será conveniente que Tio Berny filtre (a la op. pública) los nombres de los posibles ministros de gobernacion y defensa? o ese acercamiento se debe hace con las reservas del caso?

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