“Nuestros ancestros, padres del Senado, nunca carecieron de sabiduría o coraje y sin embargo, su orgullo no les impidió adoptar instituciones foráneas, cuando las encontraron honorables y útiles. Tomaron sus armas ofensivas y defensivas de los samnitas y la mayoría de los símbolos de sus magistrados, de los etruscos. En realidad, todo aquello que encontraron apropiado entre aliados o hasta entre enemigos, como los griegos o los púnicos, lo pusieron en práctica en casa con el mayor de los entusiasmos, prefiriendo imitar el éxito que envidiarlo.” – Julio César, citado en “La guerra con Catilina”, por Cayo Salustio Crispo.
El pasado 18 de junio, Nayib Bukele, Presidente de El Salvador, apenas diez días después de haber logrado pasar por su Asamblea Legislativa la reforma monetaria más radical de la historia centroamericana, le concedió una entrevista a Peter McCormack, uno de los más populares “oráculos” del “mundo Bitcoin” internacional (puede escuchar la entrevista aquí: https://youtu.be/qdx_alPrmVY . Lo primero que resalta es la soltura, propiedad y fluidez con la que “el Presidente Milennial” responde, en inglés, al entrevistador; sin perder nunca la compostura, pero sin adoptar, tampoco, una arrogante postura evasiva de las preguntas difíciles, como hacen algunos de sus vecinos. La entrevista pone en evidencia que la motivación principal de Bukele para promover exitosamente la adopción legal del Bitcoin en El Salvador, es su sana intención de hacerle un poco menos difícil la vida “al 70% de salvadoreños” que han estado al margen de la “bancarización”. En efecto, el primer y más profundo impacto de esta revolucionaria reforma monetaria, será quitar de en medio a la larga y onerosa cadena de intermediarios entre “el mojado” que envía sus dólares desde los EEUU y los beneficiarios de las remesas en suelo cuscatleco. No estamos hablando de poca cosa: se estima que las remesas salvadoreñas rondan una cifra anual cercana a los seis mil millones de dólares, aproximadamente la mitad de las guatemaltecas; y que “dejan en el camino” (a manos de Western Union, otros bancos y sus adláteres) aproximadamente el DIEZ POR CIENTO (10%); es decir, la grosera cifra de ¡cincuenta millones de dólares al mes! para los “comisionistas”, a costillas de los más humildes miembros de la sociedad cuscatleca...
Unos días después, en “Cadena Nacional”, Nayib Bukele le explicó a tirios y troyanos, en magistral formato educativo (véalo aquí: https://youtu.be/tH3OXQmPwK4), en qué consistía la Ley, una escueta, sencilla y directa pieza legislativa de 16 artículos, al tiempo que anunciaba una mini “dotación patrimonial ciudadana” de US$30 por adulto portador de DUI (“documento único de identificación”, el equivalente salvadoreño del DPI guatemalteco). En dos platos, cualquier ciudadano salvadoreño que lo desee, podrá “bajar” de “la red” -gratis- un “monedero digital” del gobierno salvadoreño a su celular (se llama “Chivo”); en el que recibirá, de entrada, $30 (unos ochentipico mil Satoshis -SATs, cada uno la cien millonésima parte de un BTC) y con dicho “monedero” podrá recibir “remesas” de sus parientes en el extranjero, a cualquier hora de cualquier día (“24/7”), sin mínimos, instantáneamente, y sin hacer viajes ni colas, ni pagar comisiones. Conforme a la Ley, quien no quiera conservar los Bitcoins, inmediatamente los podrá convertir a dólares (“apachando un botón”), utilizando al Bitcoin sólo de mecanismo de transmisión inalámbrico de dinero. Además, podrá utilizar su “Chivo” en el celular, para guardar sus dólares o sus Bitcoins, como si tuviera una cuenta bancaria -sin banco- y gastárselos -o ahorrarlos- como quien utiliza una “tarjeta de débito”, desde su celular. Ese mecanismo de pago está protegido por la Ley -en el sentido de que no podrán rechazar legalmente sus pagos electrónicos salvo notoria incapacidad técnica de hacerlo- y será promovido por el Estado salvadoreño -aumentando la cobertura de “señal” gratuita y con programas educativos para el público- aunque no será obligatorio para quien quiera seguir utilizando sólo los dólares. No está de más señalar que quien quiera utilizar otros “monederos electrónicos” ya disponibles en el mercado, podrá hacerlo; el gobierno salvadoreño sólo le dará a sus ciudadanos, “una opción más”, tropicalizada (y de paso, una comunicación directa entre el gobierno y buena parte de su electorado). Sólo el efecto dinamizador de esa inyección de efectivo (la eliminación de las comisiones, que ahora se las gastará en plaza el consumidor salvadoreño y además, los famosos “treinta dólares”) justifican plenamente la medida, desde el punto de vista social y macroeconómico. Pero hay más, mucho más...
Para hacer esto posible, el gobierno salvadoreño ha creado un Fideicomiso que se encargará de comprar/vender los bitcoin/dólares que hagan posible la convertibilidad instantánea, sin involucrar al banco central. El Banco Central de Reserva de El Salvador no tendrá depósitos en Bitcoin como parte de la implementación de la Ley, sino únicamente la opción de hacerlo en el futuro, así como puede tener inversiones en marcos alemanes, en oro, en euros o en “derechos especiales de giro”... cosa conveniente ahora que la divisa norteamericana está crecientemente expuesta a los efectos de una emisión monetaria -en los EEUU- sin precedentes en su Historia. La contabilidad de las empresas seguirá haciéndose en dólares, aunque los impuestos podrán pagarse en dólares... o en Bitcoin. El “tiro” de Bukele es que la erosión fiscal que el sistema pueda provocar, será más que compensada por nuevas inversiones de esa comunidad joven, talentosa, rebelde y rica que hay detrás del “mundo Bitcoin”, al adoptar al pionero “territorio Bitcoin” salvadoreño como “segunda Patria”. La primera oportunidad es crear condiciones favorables (la generación de energía eléctrica barata “de los volcanes” para “minar Bitcoin”, por ejemplo), en momentos en los que el gobierno de la China Comunista está persiguiendo -por enésima vez, pero ahora con aparentemente mayor efectividad- a sus propios “mineros”, que hasta hace poco eran mayoría en el mercado internacional de esa actividad y que en estos momentos “se está fugando” de China. Y sin hablar de muchas otras actividades más, a las que “el mundo Bitcoin” le pueda poner el ojo. Esa es la apuesta de Bukele, que genera tantos anticuerpos en algunos de nuestros sabihondos gurús conservadores, que predicen una afluencia inminente del crimen y su consecuente “represión internacional” (“no los van a dejar, vos, son una amenaza para el sistema”); además, por supuesto, del “inminente derrumbe” de esa “burbuja” financiera, de esa “criptolocura”...
Con las monedas fiduciarias en proceso de franca emisión desenfrenada en todo el mundo, difícilmente el “oro digital” que el Bitcoin representa está en peligro de desaparecer. No insistiré en que estamos aún muy lejos del futuro precio de equilibrio estable al que este “resguardo de valor” llegará (¿$400k$/BTC?, no me crea). Lo cierto, no obstante, es que en 90 días, nuestros hermanos salvadoreños habrán adoptado efectivamente al Bitcoin como moneda de curso legal. Inevitablemente, los “mojados” chapines empezarán a conspirar para obtener los mismos beneficios que sus compañeros guanacos, con quienes conviven en los EEUU, y como mínimo, el precio de las transferencias tradicionales a Guatemala caerá (ojo: en Guatemala estamos hablando de una cifra cercana a los CIEN MILLONES de dólares mensuales, que podrían convertirse en un beneficio para el pueblo guatemalteco, gracias a la acción de Bukele). Inmediatamente un montón de empresarios guatemaltecos -incluyendo a algunos hipócritas críticos conservadores- abrirán sucursales empresariales en El Salvador, para tener una billetera electrónica corporativa (El “Chivo” empresarial), con las cuales podrán competir contra Western Union y similares, a nivel de tiendita de la esquina. Y no digamos para reducir costos fiscales, como el de las transacciones inmobiliarias, para poner sólo un ejemplo, el más obvio. En otras palabras, si el gobierno guatemalteco “no se pone las pilas”, sin obtener ninguno de los beneficios, verá irremisiblemente erosionada su base fiscal, no digamos su “imagen”, como destino para la inversión inteligente. Con la legislación guatemalteca actual, ya es posible pasar, LEGALMENTE, de Bitcoin a quetzales y viceversa (el Bitcoin es considerado un “activo digital” por nuestras autoridades) y probablemente ahora hasta aumenten aquí los cajeros automáticos BTC/Q. Pero lo más importante será el poder liberador del ejemplo. No hay que olvidar que esto empezó como un experimento, “Bitcoin-Beach”, que de las playas de El Zonte, se expandió a todo El Salvador...
CAMINO A LA HAYA: El Art.3, inciso 2b, del “Acuerdo Especial” firmado en la sede de la OEA, en Washington, el 8 de Diciembre de 2008, entre Wilfred Elrington, por Belice y Haroldo Rodas, por Guatemala, establece, para “la etapa de presentación de alegatos escritos” a la CIJ en relación al caso, entre otras consideraciones: “El gobierno de Belice presentará una Contramemoria dentro de los doces meses siguientes a la fecha en que haya sido notificado de la presentación y contenido de la memoria presentada por Guatemala”. El 8 de Diciembre de 2020 el Ministerio de Relaciones Exteriores del gobierno de Guatemala publicó un Comunicado en el que informó que ese día presentó a la Secretaría de la CIJ, en La Haya, la Memoria que contiene el reclamo territorial, insular y marítimo de Guatemala en contra de Belice. Añadió que conforme al “procedimiento jurídico” acordado, el Estado de Belice tendrá plazo para responder con su Contramemoria “hasta junio del año 2022”. Siendo que tal plazo excede lo estipulado por el Art.3, inciso 2b, arriba citado y tomando en cuenta que Guatemala pidió y obtuvo una ampliación de plazo para el registro inicial de su Memoria, algunos observadores, como este escribiente, asumieron que el Comunicado había errado al poner 2022, cuando en realidad quiso poner 2021. Parece ser que no es así, pero el MINEX aún no ha aclarado a los reporteros de elPeriódico, por qué se le está concediendo a Belice más tiempo del originalmente estipulado (¿quizá porque a Guatemala también le extendieron el plazo original?), o si hay error en el Comunicado referido. Si efectivamente Belice no ha presentado su “Contramemoria”, hay asidero lógico -y legal- para aún no hacer público el contenido de la Memoria guatemalteca. Eso también quiere decir que los ciudadanos consternados tenemos más tiempo para preparar el Recurso de “Amicus Curiae”. ¿Qué espera el MINEX para aclarar el tema?¿Porqué tiene Belice, según el MINEX, dieciocho meses -en vez de los doce que dice el Acuerdo- para presentar su Contramemoria?
"Publicado en la sección de Opinión de elPeriódico el 29 de Junio de 2021"
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